Se acerca una nueva temporada de verano y los viajeros van cerrando las compras para las vacaciones. Para este año se dio un cambio radical de la coyuntura nacional, encontrándonos con un dólar barato y la posibilidad de viajar al exterior en muchos casos de manera más económica que hacerlo por el país. Un panorama muy diferente a lo que ocurría a fin del año pasado.
Está claro que la gente va a buscar principalmente lo que le convenga en precio. Viajar al exterior requiere una erogación más alta en pasajes pero que hoy se ve compensada con el gasto en alojamiento, comida y atracciones.
En estos días salieron notas en distintos medios sobre este tema que incluían comentarios de gente de la industria turística. Coincidían en que la principal causa es el dólar barato y también pedían rebaja en impuestos y cargas sociales para el personal. Sería interesante también hacer una autocritica de como se abusaron de la gente en temporadas anteriores, especialmente la última.
En épocas de pandemia sin lugar a dudas entre las actividades más afectadas estuvo el sector turístico. En ese lapso, muchos fueron creativos y generaron ingresos ofreciendo vouchers para alojamientos futuros o precios promocionales cuando el regreso de los viajes comenzaba a recuperarse. También hubo un impulso muy fuerte con PreViaje que fue perdiendo fuerza con el correr del tiempo y las sucesivas ediciones.
No obstante, cuando la recuperación era un hecho y el dólar estaba muy alto se empezó a ver la mediocridad en muchos eslabones de la cadena turística. Precios exorbitantes, servicios deficientes y preferencia de extranjeros y sus divisas por encima de turistas nacionales. El año pasado el aluvión de chilenos, brasileños y uruguayos era notorio. Entonces, no era necesario atraer a los locales, imponiéndose en muchos lados precios directamente en dólar billete.
En solo un año, la tortilla se dio vuelta por completo. No solo nuestros vecinos no vienen a hacer turismo aquí por lo caro que estamos, sino que somos los argentinos los que invadimos sus destinos turísticos. Las playas de Brasil vuelven a ser las más requeridas, para colmo el real sufrió una depreciación recientemente. Basta con hacer una simple búsqueda en cualquier agencia de viajes para ver la diferencia de precios entre la costa argentina y las playas brasileñas. El rubro playero creo que es el único en el que nuestro país no puede competir. La geografía fue muy generosa con la belleza, calidad del agua, variedad y extensión de la costa brasileña. Si encima le sumamos que están más económicos, no hay discusión posible.
Al mismo tiempo que tenemos un dólar barato, no se ve una política de gobierno que fomente el turismo dentro del país. Programas como Elegí Argentina se quedan en intenciones, palabras y humo. Se mencionan descuentos y promociones que cuando uno se pone en contacto y tiene la suerte de que le respondan, no son tales o ni están enterados. Mientras tanto no se conoce el cronograma oficial de feriados 2025, con los trasladables y puentes ya definidos. Para una industria que trabaja con bastante anticipación, esto tampoco ayuda.
En resumen, las circunstancias económicas definen gran parte de la elecciones de los viajeros. Sin embargo, pareciera que el sector turístico no termina de aprender de sus propios errores. Tras unos años espantosos por la pandemia vinieron otros de bonanza donde los abusos y aprovechamientos fueron moneda corriente. Hoy piden por medidas e intervenciones, pero ¿Cómo actuarán en el futuro cuando la tómbola gire y caiga nuevamente de su lado? Creo que ya sabemos la respuesta.
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