Hace unos meses hicimos un post sobre la importancia de tener el pasaporte al día. Ahí comentábamos que el pasaporte de Nico tenía un vencimiento de más de tres meses al momento de viajar pero por precaución íbamos a renovarlo. Resulta que un vuelo tenía como destino final Bolivia (la intención era bajarnos en la escala) y como ese país pide seis meses de vigencia preferimos hacer uno nuevo por las dudas. Ser precavido fue una GRAN decisión.
Ya hablamos acerca de los problemas que puede acarrear bajarse en la escala de un vuelo con conexión. Es un tema con los equipajes y también con las políticas de las aerolíneas. Además, genera inconvenientes con la documentación a presentar. Podemos tener un gran dolor de cabeza.
Cuando llegamos al mostrador de Avianca en Madrid, manifestamos nuestra intención de bajarnos en la conexión en Bogotá. Fue un problema porque la aerolínea no lo autorizó. Tampoco permitió que el equipaje fuera a la escala, lo mandaban directamente a destino final. Desconozco cuales son las políticas que definen eso ya que otras veces llegando a Bogotá nos pasó de tener que retirar el equipaje. Encima, nos pedían un ticket que acredite nuestra salida de Bolivia. Ya trataremos específicamente este tema en otro post, no queremos desviarnos de la cuestión del pasaporte.
Efectivamente, verificaron el vencimiento de los mismos. Si no hubiéramos renovado el de Nico no podíamos embarcar, ni siquiera hasta Bogotá que era el primer vuelo y para el que teníamos todo en regla. La aerolínea tiene que corroborar que tengas todos los papeles en regla para todos los vuelos, independientemente que tomemos o no el avión. Por eso, nunca está de más ser precavido y tener un plan B. En eso puede estar la diferencia entre viajar tranquilo o directamente no viajar.
Otra cuestión a tener en cuenta es que algunos países solicitan una carta de invitación si nos vamos a quedar en casa de familiares o amigos. Es algo bastante aleatorio ya que puede pasar que no pregunten nada o como en nuestro caso, que ingreses por otro país. Llegamos a Ámsterdam donde teníamos reservado hotel, de ahí nos dirigiamos a París, también ya con reserva. Finalmente tomaríamos un vuelo para ir a Madrid donde nos hospedarían unos amigos. En Schiphol (el aeropuerto de Ámsterdam) no nos preguntaron el itinerario ni pidieron reservas.
Tal vez si entrabamos a Europa por Madrid nos hubieran consultado por el alojamiento. Mejor ser precavido y tener la bendita carta, no conozco su procedimiento pero entiendo que es algo un poco engorroso. También está la opción de hacer una reserva cancelable e ingresar con eso. Cada uno sabrá. Siempre lo mejor es ir con la verdad y todo en regla, pero hay cosas que en pleno siglo XXI parecen de la edad media. Está en nosotros anticiparnos a posibles problemas.
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