Cuando aterrizamos en Madrid decidimos que para salir del aeropuerto la mejor opción sería tomar un auto. Por comodidad y precio era lo más conveniente ya que el alojamiento no estaba lejos del aeropuerto. Lo que iba a suceder a continuación nos haría conocer la función Kids en las aplicaciones de movilidad.
Veníamos de París, donde nos tomamos un Bolt desde el hotel hasta el aeropuerto. Era la alternativa más económica y no tuvimos problema alguno. Comparando precios en Madrid vimos que también resultaba más barato que sus competidores así que lo pedimos. Nos ubicamos donde nos indicaba la app: el último piso del estacionamiento.
Cuando llega el conductor, al vernos con Nico nos avisa que no podría llevarnos ya que no cuenta con sillita para él. Tiene toda lógica lo que dice pero veníamos acostumbrados a tomar autos de distintas aplicaciones en diferentes lugares del mundo (Argentina, Brasil, Colombia, Estados Unidos, México y Francia) sin esa condición excluyente.
Nos comentó que en España está reglamentado y existen fuertes multas por incumplir la regla. También nos indicó que a la hora de pedir un auto, seleccionemos la opción Kids para que nos manden un vehículo equipado con la sillita. Acto seguido procedí a hacer eso en Bolt y no apareció tal opción. Si me lo mostraba tanto Cabify como Uber.
Vimos en ambas aplicaciones como la demora para un auto de esas características era bastante más alta. Intentamos sin éxito con ambas pero nunca nos asignó un conductor. Cansados de tantas vueltas, nos dirigimos a la fila de taxis oficiales que se ubica al nivel de la calle saliendo de la terminal.
Acá se dio otra situación curiosa. Vimos una cantidad impresionante de taxis oficiales esperando por pasajeros. Cuando nos acercamos para tomar uno, la persona que ordenaba la fila (una forma de decir porque no había nadie esperando) nos dice que no tenían disponible ningún auto con asiento para niño. Ninguno de los 800 que había estaba equipado con tan preciado adminículo. Nos informó que debíamos ir adentro de la terminal a solicitar un vehículo con la sillita en el stand de taxis.
Al llegar la empleada tomó nota de nuestro pedido, nos indicó el importe a pagar por el viaje (es tarifa fija) y nos pidió que esperemos ahí mismo unos quince minutos a que venga el auto. Ya el fastidio corría por mis venas con tantos contratiempos y demoras para algo tan simple como tomar un taxi/Uber/Cabify/Bolt o lo que sea. Entiendo y celebro la medida de seguridad pero claramente hay un gran problema con el cumplimiento de ese requisito en los vehículos.
Para la vuelta fuimos precavidos e hicimos una reserva anticipada en Cabify eligiendo la modalidad Kids. La realizamos 24 horas antes y en el transcurso del día al entrar a la aplicación vi que ya teníamos una conductora asignada. Fue puntual y efectivamente trajo el asiento para que Nico vaya más cómodo y seguro rumbo al aeropuerto. Ya no olvidaremos que en España es obligatoria la función Kids para las aplicaciones de movilidad.
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