Ya volvimos hace más de un mes, terminó París 2024 y con esa mirada que solo da el tiempo nos pusimos a reflexionar. Habíamos estado en Río 2016 pero fue un viaje distinto, vimos varios eventos más y viajamos solos. Ocho años después, con un niño y en medio del trajín europeo, las sensaciones son otras. Estamos en donde se celebran los Juegos Olímpicos, pero ¿podemos disfrutar 100% todo el evento o nos perdemos muchas cosas?
Rápidamente podemos pensar que no hay nada como estar en la ciudad donde se desarrolla todo. Pero al mismo tiempo tampoco está nada mal disfrutar desde casa de todos los deportes a cada minuto. Al fin y al cabo si vamos a ver un evento nos perdemos muchos otros durante los desplazamientos y esperas.
Para quienes somos fanáticos del deporte, los Juegos Olímpicos son el acontecimiento máximo. Son dos semanas cada cuatro años donde nos empachamos de acción y vemos deportes de los cuales no entendemos nada pero disfrutamos igual. Más si hay un compatriota en competencia. Por eso uno no quiere perderse nada.
En Río 2016 nos pasó de estar todo el día afuera viendo distintos deportes y enterándonos casi a medianoche del histórico triunfo de Del Potro sobre Djokovic. Claro, la comunicación y las redes no eran tan inmediatas como ahora. Sin ir más lejos ningún establecimiento olímpico de Rio ofrecía WiFi. Entonces se daba la situación de estar viviendo la competencia in situ pero al mismo tiempo perderse otras cosas que en casa están a solo un botón del control remoto de distancia.
Algo que me tenía muy expectante era la ceremonia de inauguración de París 2024. La misma iba a ser a lo largo del río Sena, con varios puntos donde la gente podría acercarse y vivirla. Imaginaba ir caminando por la ciudad y que todo sea una fiesta. La realidad fue que llovió y que gran parte de París estaba cortada por todos lados sin muchas indicaciones de donde ir y tampoco como ir ya que el metro y otros transportes se vieron reducidos. Desenlace: no vimos nada y nos mojamos de punta a punta mientras caminábamos sin rumbo por la ciudad.
Otra conclusión a la que llegamos fue que si querés conocer una ciudad, no vayas cuando hay un evento así. Más allá de la cantidad de gente, que incluso puede ser menor a la habitual, nos encontramos con muchos lugares cerrados o reducidos en el tiempo de apertura. Al mismo tiempo, ciertos servicios de transporte también suelen ser afectados. Ni hablar de los precios. La hotelería se encarece muchísimo y en el caso de París 2024 se duplicaron los precios del transporte.
Por supuesto que fue genial conocer recintos emblemáticos como el Stade de France, donde se disputaron las finales de los mundiales de fútbol 1998 y de rugby 2023 o el Court Philippe Chatrier, el estadio principal de Roland Garros. Además con ese encanto especial que les da la “decoración” olímpica con sus anillos libres de publicidades.
No deja de ser una gran experiencia, es lindo decir “yo estuve ahí”. Pero al mismo tiempo también se dispara la pregunta ¿yo estuve ahí?
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