La búsqueda de alojamiento en Europa fue todo un desafío. Ámsterdam es una ciudad cara y fines de julio es temporada alta, plenas vacaciones de verano. Encontramos mejores valores buscando en las páginas de las cadenas y así terminamos eligiendo el Holiday Inn Express Ámsterdam Arena Towers.
Bastante largo el nombre… pasa que hay más de uno en la ciudad. Este se encuentra a metros del estadio del Ajax (Johan Cruyff Arena) y la sala de conciertos AFAS Live. Alrededor de este recinto se ubica una enorme estación de trenes, buses y metro llamada Ámsterdam Bijlmer Arena. Hay muchos locales gastronomicos, con cadenas famosas como Cinnabon o Domino’s y también uno de los salvadores supermercados Albert Heijn.
Esta ubicación es excelente ya que tenemos cerca absolutamente todo, en especial el transporte. En solo 20 minutos estaremos en Amsterdam Centraal con la línea 54 de metro. Además siempre hay movimiento de gente al contar con muchos comercios cerca.
En el edificio funciona también otro hotel de la cadena IHG, un Holiday Inn a secas. El nuestro fue el Express, algo más económico y con menos servicios. Tienen recepciones separadas y cada uno cuenta con sus ascensores propios, solo comparten la entrada y estacionamiento.
Llegamos unas dos horas antes del horario del check-in (es a las 15 hs) por lo que tuvimos que esperar un poco para usar la habitación. Igual nos hicieron entrar alrededor de las 14 hs. En la recepción nos dieron una botella de agua y un chocolate de cortesía a cada uno por mi status gold en IHG. Lo había obtenido gratis gracias a un status match tiempo atrás. Al subir a la habitación tenía una carta de bienvenida y un vale por una bebida en el bar. Lindos gestos.
Nos tocó una habitación en una esquina del edificio por lo que la disposición fue algo extraña. Igual nos resultó bastante amena. Tanto la cama matrimonial como las almohadas eran comodísimas. La cama de Nico estaba bien para un niño. En un rincón se ubicaba un escritorio con una silla de oficina y una banqueta. Había una caja de seguridad que no funcionaba correctamente.
Un punto muy a favor que nosotros valoramos un montón es la existencia de una pava eléctrica. Acompañada de un par de cafés, saquitos de té, azúcar y tazas. Eso lo renovaban todos los días. Lo que echamos mucho de menos fue una pequeña heladera o frigobar. Aunque se compensaba con la posibilidad de servirnos hielo sin costo en el lobby.
El baño tenía un espacio razonable, con buena presión en la ducha y la particularidad de contar con duchador portátil. Quienes viajamos con niños agradecemos este adminiculo tanto como las mujeres el secador de pelo que también disponía el hotel.
Todas las tarifas incluyen desayuno, existe la posibilidad de pagar un extra y tomarlo en el otro Holiday Inn pero era bastante caro. Recomiendan ir temprano y el primer día entendimos el motivo. Una marea de gente con la que competir por lo que había y que generaba demoras en el autoservicio. Más allá de eso, nos pareció bastante escasa la oferta de productos y también repetitiva. No obstante, siempre se agradece tener el desayuno ya resuelto para arrancar el día.
Como es costumbre en la cadena, hay un minimercado autoservicio para abastecernos de algunas cosas a precios elevados. Algo interesante que le dimos bastante uso fue el microondas para calentarnos comida comprada en el super que podíamos comer ahí mismo en las mesas comunes del hotel.
Disfrutamos nuestra estadía en el Holiday Inn Express Ámsterdam – Arena Towers. Salió €510 las tres noches, como decíamos es una ciudad bastante cara. Pero en relación precio-calidad-ubicación nos pareció bastante justo.
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