
Recientemente nos ofrecieron por primera vez dinero y noche de hotel para tomar un vuelo al día siguiente. ¿El motivo? Vuelo sobrevendido. Lo escuchamos y leímos varias veces pero nunca nos había pasado de tener la oferta en firme.
Fue en un vuelo de Jetsmart de Salta a Buenos Aires. La oferta consistía en 100 dólares por persona más una noche de hotel y los traslados. Hermoso que te paguen por quedarse un día más pero lamentablemente por tener compromisos no podíamos aceptar. Alguna vez haciendo el check-in para un vuelo de American Airlines, la app ofrecía dinero para quien estuviera interesado en ser voluntario. Había cuatro sumas distintas y obviamente van eligiendo a quienes ponen la más baja.
Hay que tener en cuenta que son ofrecimientos que se hacen ante la posibilidad real de que haya más pasajeros que espacio en el avión. En caso de aceptar, quedamos en “stand by”. Si finalmente no acuden todos los pasajeros, nos subimos al avión normalmente. Caso contrario la oferta se hace efectiva. Incluso a veces el ofrecimiento puede ser viajar en ejecutiva. La aerolínea lo hace de manera preventiva porque ya sabe que vendió más tickets que la cantidad de asientos disponibles.

También se sabe y se estudia permanentemente que un porcentaje de personas no acude al vuelo que compró. Enfermedad, compromisos o la imposibilidad de llegar a tiempo al aeropuerto son motivos más habituales de lo que creemos. Por eso las aerolíneas ponen a la venta más boletos de los que tiene de capacidad la aeronave.
Siguiendo con nuestro ejemplo, al momento de abordar el avión nos encontramos con la misma empleada que nos había realizado el ofrecimiento. Le consulté si consiguió voluntarios y apesadumbrada me dijo “no, tengo gente abajo que me quiere comer cruda por esto”. Es decir, pasajeros que se quedaron afuera del avión con su ticket en la mano.

Justo esa mañana Flybondi había cancelado un vuelo a Buenos Aires así que seguramente varias personas urgidas de llegar sus casas compraron el pasaje para viajar por Jetsmart ese mismo día. Luego la aerolínea no consiguió voluntarios (tal vez la oferta no fue lo suficientemente tentadora) y para colmo el porcentaje de gente que no se presenta fue más bajo de lo habitual. Ese combo hizo que la ligaran de rebote los que llegaron últimos al aeropuerto y/o no hicieron el check-in.
Esto último es muy importante: si no queremos/podemos quedar afuera del vuelo, si o si hay que hacer el check-in. No nos asegura 100% la presencia pero ya ganamos en tranquilidad porque al realizarlo ya tenemos un asiento asignado. Otro aspecto importante es ir con tiempo al aeropuerto, así minimizamos el riesgo de que se llene el avión antes de nuestra llegada.

Si finalmente no nos permiten subir por vuelo sobrevendido, deberán indemnizarnos. Más todavía si es contra nuestra voluntad. Si necesitamos regresar lo antes posible podemos solicitar que nos endosen. Esta práctica consiste en que la aerolínea que nos denegó el embarque nos mande a nuestro destino por medio de otra compañía aérea.
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