En estos días salió un fallo de la Corte Suprema de Justicia que declara inconstitucional la Ecotasa de Bariloche. Eso nos llevó a reflexionar sobre el tema y escribir este post.
Es importante señalar que no solamente en Bariloche cobran este tipo de tasa. Muchas ciudades lo implementaron con distintos nombres. Básicamente se trata de un cargo que pagan los turistas por noche y que recauda directamente el Estado. No nos queremos poner técnicos, pero se diferencia de un impuesto ya que suponen una contraprestación por el servicio que usamos.
En la teoría nacen para que los fondos sean íntegramente utilizados en obras para mantener y mejorar la ciudad. Ya sea en infraestructura, servicios o embellecimiento de la misma. Son los establecimientos hoteleros (o de alojamiento) quienes lo cobran aparte del valor por el hospedaje (junto a los impuestos). Y luego ellos lo abonan al Estado correspondiente.
Desde acá creemos que son más problemáticos que beneficiosos. No por el cargo en si, que suele ser bastante bajo, sino por la molestia que genera. La mayoría de la gente cuando hace una reserva, ve el monto a pagar y listo. En algunos casos se discriminan las tarifas con los impuestos pero las ecotasas suelen estar aparte o en chiquito. Entonces pasa que muchas veces hay turistas que llegan al alojamiento y se encuentran con que tienen que pagar la ecotasa.
Se da una situación incómoda porque el alojador no se queda con ese dinero pero tiene que poner la cara para cobrarlo (y toda la burocracia para pagarlo también). El turista se fastidia por tener que pagar algo aparte o que no estaba en sus planes. Incluso nos ha pasado en Roma que la ecotasa debía abonarse si o si en efectivo, lo que suma un incordio adicional.
Al mismo tiempo se genera un malestar para con el Estado, porque cuando el turista toma conocimiento del objetivo de la ecotasa seguramente aparece algún improperio contra el gobierno de turno. Es como el pago de cubierto o servicio de mesa en un restaurante: provocan un fastidio innecesario. Tranquilamente el local gastronómico podría cobrar ese sobrecargo repartido en los platos que ofrece y problema resuelto. Lo mismo el Estado con los impuestos que cobra, agrega un poquito para los fines de la ecotasa y los turistas ni se enteran.
Al mismo tiempo, al cobrarse solo por los establecimientos habilitados, se dan dos situaciones: por un lado algunos evitan regularizarse y por el otro se genera una situación desigual entre quienes están en regla y los que no.
Respecto a Bariloche, en su web oficial detallan bien el funcionamiento de la ecotasa y su utilización. Está el mapa de obras realizadas con su aporte y los valores de las tarifas que varían según la calidad del alojamiento. También tiene un tope de tres noches para cobrarse.
La decisión de la Corte fue unánime: asegura que la tasa viola los principios de legalidad, razonabilidad, igualdad y finalidad. No la considera retributiva y argumenta que los locales también se benefician de los servicios pero que la tasa solo se cobra a un grupo de turistas. Todo esto en el marco de una denuncia de inconstitucionalidad presentada por Santiago Cantaluppi, prestador turístico y representante de un complejo de cabañas.
Al fin y al cabo cuanto más turistas, más impuestos cobrará el Estado gracias al gasto que hacen ellos en la ciudad. Sería ideal pensar ideas, alternativas e incentivos para que la gente elija el destino y no tanto en ver como sacarle un poquito más de plata. Algo que además, mancha un poco la imagen de la ciudad. No se si hay mucha gente que deja de elegir un lugar (o volver a visitarlo) por el cobro de una ecotasa pero con que haya un pequeño porcentaje, alcanza para perder muchos más ingresos que los generados por la bendita tasa.
Deja un comentario