El primer viaje del año fue a un destino inexplorado por nosotros. En febrero 2024 hicimos el vuelo de Aeroparque a Calafate, comprado en marzo 2023 a $40.000 por persona en seis cuotas sin interés. El vuelo en cuestión fue el AR1868.
Salíamos el sábado que daba inicio al feriado de carnaval por lo que fuimos con tiempo. Previamente teníamos que dejar el auto en AirPark Aeroparque y ellos nos alcanzaron a la terminal. Más precisamente donde está el ingreso al estacionamiento Sur. Esquivamos algunas vallas, lamentamos la ausencia de veredas para transportar el equipaje e ingresamos al aeropuerto preguntándonos si alguna vez se terminarán las obras.
Nos dirigimos a los mostradores de Aerolíneas Argentinas y pasamos por la fila de prioridad, esto es así ya que viajamos con menor de 5 años. Bastante movimiento en Aeroparque como siempre. Despachamos rapidismo el equipaje y nos colocaron una cintita en el cochecito así lo dejábamos en la puerta del avión. Era temprano y Nico estaba algo somnoliento aún.
Subimos para hacer el control de seguridad que afortunadamente fluye mucho más rápido con el agregado de más equipamiento y personal. Encima también nos hicieron pasar por la fila prioritaria así que enseguida estábamos en la puerta de AMAE Lounge para desayunar y relajarnos antes del vuelo.
Como recordatorio vale mencionar que no hay restricciones de líquidos en vuelos nacionales. Llevamos el termo lleno de agua caliente junto con una botella de agua de litro y medio que pasaron sin problemas. Al regreso en el aeropuerto de El Calafate si nos hicieron tirar el agua, desconozco porque piden eso. Pero en Aeroparque nunca es problema. De todas maneras en el sector de pre-embarque hay máquinas con agua para llenar envases.
Luego de llenar la panza nos dirigimos a la puerta 12 para esperar el embarque y vimos un hermoso espacio de juegos para chicos a la altura de la puerta 14. También siguen estando las Amarok y el sector de juegos fuera de la terminal pero en la parte techada, en ese espacio que se le ganó a la calle.
Embarcamos por manga y fuimos de los primeros en subir al avión, nuevamente gracias a la prioridad por viajar con un menor de 5 años. Esto es política de Aerolíneas Argentinas, cada compañía tiene sus reglas al respecto. En la puerta del avión dejamos el cochecito y subimos cómodamente solo con nuestras mochilas.
El vuelo de Aeroparque a Calafate dura aproximadamente tres horas. El servicio consta de una bebida fría (dolor total ver línea Pepsi) o caliente (té/café) y algo para comer. En nuestro caso nos tocaron unas Frutigran con pasas que Nico bautizó “galletitas de uva”. Al regreso fueron unas galletitas de avena de la misma marca. El pack trae tres unidades. Gente amiga nos contó que le dieron una barrita de cereal en otros vuelos.
Un detalle que me gusta mucho es cuando el comandante saluda a los pasajeros y comenta como será el viaje. Normalmente hablan de la meteorología en ruta pero en este caso mencionaban las localidades por las que pasaríamos y también avisaba a aquellos que se hayan sentado de un lado verían el lago Argentino con un color hermoso. Aprecio mucho esos datos.
Aterrizamos sin novedad en el hermoso aeropuerto de El Calafate que tendrá su merecido post.
Esperamos un poco por el equipaje, hicimos control de SENASA (en muchas ciudades del sur no se puede ingresar con frutas y semillas, entre otras cosas) y fuimos a Hertz en busca del auto para empezar nuestra aventura en este maravilloso rincón de la Patagonia.
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