Hace poco contábamos en otro post que nos hicimos una escapada a Milwaukee desde Chicago en tren. ¿Por qué Milwaukee? No vamos a mentir, nuestra prioridad era disfrutar del viaje en el Amtrak, entonces buscamos alguna localidad cercana con algo interesante para hacer durante el día. Cuando vimos que estaba el único museo de Harley-Davidson del mundo no lo dudamos un segundo.
Siendo sinceros una vez más, no somos para nada aficionados a las motos. Es más, en mi caso confieso que no me gustan. Pero el museo es realmente espectacular, lo que me da a pensar que si yo lo disfruté, no me quiero imaginar un fanático. Por eso creo que es un imperdible si estás por la ciudad o alrededores.
En caso de ir en tren como nosotros o en micro, llegan a la misma estación: Milwaukee Intermodal Station. El museo está exactamente detrás, cruzando el río, por lo que llegan sin problemas a pie. En nuestro caso primero dimos una vuelta por la ciudad que detallamos en este post:
El predio donde se ubica el museo es enorme y cuenta con otros edificios. Hay un amplio estacionamiento por si van en auto alquilado. Tenemos el clásico gift shop, un bar/restaurante y por supuesto un espacio para venta de motocicletas y repuestos.
El valor de las entradas para adultos es de U$S 22. Niños hasta 4 años no pagan y de 5 a 17 abonan 8 dólares. Se pueden comprar online, nosotros las sacamos ahí mismo en la puerta, había muy poca gente un día de semana por la tarde.
La exhibición es bastante grande, hay dos pisos (y un tercero donde se puede ver algo así como un taller) con infinidad de artículos. Nos gustó que no es solo motos sino también mucha historia y memorabilia de la marca. Viejos afiches, publicidades, curiosidades… todo muy interesante.
Otro punto a favor es que varias explicaciones técnicas son participativas, entonces uno va aprendiendo de manera interactiva. Los chicos aprovechan mucho eso y vaya si lo hizo Nico tocando todo y jugando. En distintos sectores encontramos pantallas e incluso juegos para que los niños aprovechen.
No conforme con eso, hay un espacio dedicado exclusivamente para los más chicos. Se pueden subir a una moto, leer libros sobre el tema e incluso vestirse con camperas de cuero y anteojos. Nos dejó una foto para la historia:
Todo esto es un clásico de las atracciones estadounidenses, están muy bien pensadas para toda la familia. Hay Wi-Fi y lockers gratuitos para dejar las cosas. Al salir se puede tomar o comer algo en el bar temático o comprar algún recuerdo para llevar a casa.
Estuvimos aproximadamente una hora y media. Podríamos haber estado más, pero ya teníamos que volver a la estación para tomar el tren de regreso a Chicago. No hay manera de aburrirse en el museo de Harley-Davidson, incluso quienes no son fanáticos de las motos.
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