En la planificación de las actividades a realizar durante nuestra estadía en Chicago queríamos hacer un viaje en tren. Miramos el mapa y empezamos a ver ciudades cercanas para hacer el trayecto y elegimos Milwaukee. Tiene sus razones que luego detallaremos en un post especifico pero necesitábamos una excusa para tomar un tren Amtrak.
Saben a esta altura que nos encantan los trenes y tuvimos la suerte de hacer distintos recorridos, ya sea locales como La Trochita o internacionales como el Eurostar por debajo del Canal de la Mancha. Incluso visitamos más de una vez el genial Ferroclub Escalada. Teníamos pendiente hacer un viaje en tren por Estados Unidos y esta era una gran oportunidad ya que no alquilábamos auto.
Amtrak es la red estatal de trenes interurbanos, tiene presencia en 46 estados y cerca de 35.000 km de rutas. Semejante cantidad de vías da lugar a una gran variedad de rutas y servicios. Nosotros tomamos el Hiawatha que conecta Union Station en Chicago con Milwaukee Intermodal Station. Cuenta con varias frecuencias por día en ambos sentidos.
Veníamos monitoreando precios y siempre eran los mismos: U$S 25 por tramo cada adulto y la mitad para los niños mayores de 2 años. También la web nos dice que porcentaje del tren ya está vendido. Como veíamos que sobraba espacio, lo sacamos una vez en Chicago para acomodar todo según nuestro itinerario. Los boletos son electrónicos y también tienen una app que descargué y terminé usando para mostrar nuestros tickets.
El boleto nos da derecho a llevar bastante equipaje: dos artículos personales (mochilas, carteras o similar), dos carry-on y dos valijas despachadas. Estas últimas se pueden facturar en mostradores previo al embarque, algo similar a los servicios de un aeropuerto. En cada coche tenemos compartimiento de guardado encima de nuestros asientos y también al lado de las puertas un espacio para dejar los carry-on.
Llegamos con mucho tiempo a Union Station para conocerla y ver los lugares donde se filmaron escenas de la inolvidable película Los Intocables. La recorrimos prácticamente de punta a punta, vale la pena darse una vuelta. Notamos que hay un VIP para pasajeros de Amtrak con cierto status. También la empresa tiene programa de pasajero frecuente con suma de puntos y hasta tarjetas de bancos asociadas, un sueño para los milleros.
Hicimos fila prioritaria para subir al tren por viajar con un menor, de todas maneras iba bastante vacío. Los asientos son muy cómodos y la distancia para las piernas es generosa. Además se reclinan, aumentando las chances de una linda siesta. Hay una bandeja que sale del asiento de adelante como en los aviones. Toma corrientes en los laterales. Cuenta con wi-fi gratuito que funcionó muy bien durante todo el trayecto.
Escuchamos al guarda que mencionó por altavoz la existencia de coches silenciosos. Tal vez estábamos en uno de ellos porque la verdad los pasajeros prácticamente no hicieron ruido. Los asientos de nuestro coche estaban divididos por la mitad entre los que miraban en sentido del movimiento y los que no.
Una curiosidad fue que no nos revisaron los tickets al embarcar. Una vez iniciado el trayecto pasó el guarda a controlar los boletos. Igual en todo momento mencionan el recorrido y destino que estamos por iniciar, tanto antes de subir como ya dentro del tren, para evitar que alguien se tome la formación equivocada.
Este viaje tuvo tres breves paradas intermedias, una de ellas en el aeropuerto de Milwaukee. La estación no estaba precisamente en la terminal de pasajeros, más bien parecía un sector de cargas o acceso lateral para empleados. El viaje en total fue de una hora y media, puntual.
El regreso fue similar, con la diferencia que la estación de Milwaukee es chica y tiene pocos servicios. Es posible comprar los boletos personalmente, vimos boleterías de Amtrak allí y también en Chicago.
Fue una hermosa experiencia, todo estaba impecable. Se viaja muy cómodo y prácticamente no se sienten ruidos. Hicimos 150 km en una hora y media a un precio más que razonable. Quedamos con muchas ganas de repetir otro viaje en tren.
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