
Como venimos contando en otros posteos sobre el viaje a Río 2023, ya habíamos subido al Cristo Redentor en las vans. Teníamos muchas ganas de hacer en el Tren do Corcovado, ya que tiene hermosas vistas y además nos encantan los trenes al igual que Nico. Este post tiene mucha info para encarar la visita de la mejor manera posible.
Al planificar el viaje es importante tener en cuenta el clima en la ciudad. Si toca una jornada nublada, nos perderemos gran parte de las vistas. Otro punto a tener en cuenta es que la subida en el tren (que incluye el acceso al Cristo) tiene diferentes costos dependiendo si vamos en temporada baja o alta. En su web detalla bien esas fechas y aclara que sabados, domingos y feriados siempre son temporada alta, cuyo valor para adultos es de 117,50 reales. Niños de 5 a 11 pagan tarifa reducida y menores de esa edad van gratis (sin ocupar asiento en el tren).
Mejor todavía si tenemos certeza del momento en que queremos ir. Lo ideal es sacar los tickets online donde ya seleccionamos fecha y hora. Dice que es obligatorio llevar los boletos impresos (algo insólito en 2023), pero si no pueden o se olvidaron se los imprimen en la boletería. Si tienen la posibilidad de ir día de semana temprano, mucho mejor.

En nuestro caso teníamos pocos días en la ciudad por lo que caímos un sábado 11:30 y era un caos. Llegamos en Uber desde Copacabana que nos cobró 20 reales. Era más barato y rápido que hacer metro+bus. La estación del Tren do Corcovado se encuentra en Rua Cosme Velho 513. Las salidas son cada veinte minutos y los horarios de operación son de 8 a 17 de lunes a viernes y 8 a 18 los sábados, domingos y feriados.
Al llegar veremos una marea de personas preguntando cosas, ofreciendo transportes y haciendo filas. Contra la pared está la gente que compra en boletería y se sube al primer tren disponible. Al lado hay una fila mucho más corta con los pasajeros que tienen su horario asignado. Por el costado se forma otra cola pero para comprar los tickets en efectivo y/o imprimirlos si ya los compramos online.

Finalmente en el anden hay tres máquinas para adquirir los boletos con tarjeta de crédito y horario asignado. No hay muchos carteles, todo esa info la obtuvimos preguntando.

Como no teníamos claro en que horario haríamos la visita ya que habíamos llegado a las 2 de la mañana de la noche anterior a la ciudad, intentamos usar las máquinas para reservar un horario. Horrorizados vimos que el primer ascenso disponible era a las 13:40, dentro de unas dos horas. Si comprábamos en efectivo sin horario debíamos hacer una larga fila para subir, tampoco era opción.
En eso vemos como una empleada conversaba con una turista que había comprado de manera online. Le tomó unos datos de su compra, fue a la boletería y volvió con los boletos impresos. De inmediato le pregunté si podía comprar online y recibir los papeles como acababa de ver y dijo que ningún problema. Habíamos visto en la web que había disponibilidad en el tren de las 12:40. Nunca entenderemos porque online había ciertos horarios que en las máquinas no.

Así fue que compramos por la página, nos acercamos a la boletería mostrando el celu y nos dieron los tickets. A todo esto ya eran las 12 así que nos indicaron que en veinte minutos hagamos la fila corta de personas con reserva y listo. Fuimos a dar una vuelta y nos acercamos a la hora señalada para embarcar. O eso creímos.
El desorden seguía arriba en la zona de embarque. Bastante espera, pero al menos con aire acondicionado. Terminamos subiendo una media hora más tarde de la prevista. Recomendamos colocarse del lado derecho del tren, ahí se obtienen las mejores vistas.

El ascenso demora unos veinte minutos, vamos atravesando pura selva e incluso a veces se ven monos. El tren estaba impecable y cuenta con aire acondicionado. Se calcula que unas 600.000 personas al año utilizan su servicio.

Al bajar del tren, estaremos en la base del Cristo y nos encontraremos con ascensores para subir más rápido. Caso contrario tenemos las escaleras que tienen descansos con variados puestos de venta. En los últimos dos tramos veremos unas escaleras mecánicas que nos ayudarán con la subida.
Ya en el pie del monumento las vistas son maravillosas. Obviamente nos cruzaremos con muchísima gente tratando de sacar su foto y deberemos tener la paciencia suficiente para movernos por ahí. Pero bien vale la pena el recorrido.
El Pan de Azúcar

El lago Rodrigo de Freitas

Por supuesto el imponente Cristo Redentor, que colocaron allí hace más de 90 años

El regreso se hizo largo ya que había mucha gente esperando para tomar el tren. En un momento se acercó un empleado a preguntar quien aceptaría viajar parado. Ahí pudimos avanzar bastante y achicar la espera. No resulta un problema ya que no va rápido y hay para agarrarse.
En total desde que llegamos a la estación del Tren do Corcovado hasta que pedimos el Uber de regreso, demoramos unas tres horas y media. Hay que tener en cuenta que esto fue un sábado y había mucha gente. Teniendo las entradas de antemano se gana un poco de tiempo.
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