En cada viaje disfrutamos mucho de probar la gastronomía local. Siempre aprovechamos para probar platos regiones y productos característicos de la zona. En esta ocasión, con valiosos datos que nos brindaron seguidores a través de Instagram, visitamos varios locales de la ciudad. Así le dimos forma a una nueva edición de Rincón Glotón, esta vez con la gastronomía de San Martín de los Andes.
Como aclaramos siempre, esto no pretende ser una guía gastronómica de la ciudad. La oferta, además de amplia, es muy variada y obviamente no conocimos todo. Es un pantallazo de los lugares que visitamos durante nuestra estadía.
A poco de arribar a la ciudad, nos metimos en un bar a hacer tiempo hasta que podamos ingresar al alojamiento. A la vuelta del mismo dimos con Costanera Lácar, un bar restaurante frente al lago con unas vistas hermosas. Un tentador cartel de chocolate caliente nos invitaba a abrigarnos de los 3 grados en la calle. Mayor fue nuestra sorpresa al ver exhibidos unos alfajores que estaban aún más ricos de lo que parecían. Buenos precios y mejor atención, nos recibieron sin problemas con nuestras valijas a cuestas.
Un mediodía buscábamos algo calentito para llevar a casa luego de una linda caminata por la ciudad. Sobre Av. San Martín vimos un local llamado Corazón Contento que tenía una excelente oferta de sopa de calabaza más dos empanadas de cebolla y queso por solo $1.400 (precios a mayo 2023). Suculentas porciones que encima nos sobraron un poco para la noche. Se puede comer allí también.
No quería irme de San Martín sin probar el cordero al asador. Estuvimos varias veces en Bariloche e incluso en Ushuaia pero lo habíamos comido en alguna cazuela, nos faltaba a las brasas. Afortunadamente hay varios restaurantes que lo ofrecen, pero nos decidimos por uno que servía también goulash de ciervo y menú infantil. Se trata de Don Florencio, ubicado sobre Villegas a poco más de una cuadra de la plaza principal.
Impresionante el cordero y también el goulash de ciervo. Justo se habían quedado sin spaeztle (los fideos con los que se suelen acompañar los goulash) pero el reemplazo con puré resultó superador. Precios poco económicos pero acordes a los platos servidos.
El día de nuestra vuelta tuvimos que dejar bien temprano el alojamiento así que fuimos a desayunar a La Vieja Deli, muy cerca de la terminal de ómnibus donde nos tomaríamos el colectivo al aeropuerto. Otro lugar con una hermosa vista al lago Lácar. Además de servicio de cafetería tienen también cocina para almorzar o cenar. Las medialunas son gigantes y muy ricas.
Por supuesto que no faltó la visita a la casa de té Arrayán, como hicimos en 2018 antes de que naciera Nico. También nos trajimos distintos alfajores para ir probando, algunos ya los conocíamos como los Del Montañés. Otros los descubrimos ahora como los Antulauquen o los Riche, justo se habían quedado sin los de frambuesa en ambos casos. Lo bueno es que nos da la excusa para volver y seguir disfrutando la gastronomía en San Martín de los Andes.
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