Luego de haber volado con Avianca, la segunda más antigua, nos quedaba pendiente con la primera: KLM. Una vez más gracias a Smiles, nos pudimos dar el gusto de subirnos a la legendaria compañía de los Países Bajos (me cuesta muchísimo no decirle Holanda). Fue fundada en 1919 y sus siglas se refieren a Koninklijke Luchtvaart Maatschappij, que significa Compañía Real de Aviación.
Por supuesto que hubiéramos querido tomar el avión directo al viejo continente, pero en este caso fue para volver de Santiago de Chile hacia Buenos Aires, en el vuelo KL702. Nos vino perfecto para combinar con la ida sacada por millas Latam próximas a vencer. Estuvimos tres noches en la capital trasandina y tenemos varios post con las actividades realizadas allí.
Es un vuelo corto, de aproximadamente dos horas, pero suficientes para disfrutar del hermoso Dreamliner que utilizan para la ruta. Solo podemos elegir asiento pagando, para hacerlo gratuitamente hay que esperar hasta que se habilite el check in, unas 30 hs antes del vuelo. Tenemos derecho a un equipaje despachado por persona. Todo esto siempre hablando de los tickets emitidos por Smiles.
El avión estaba impecable, los asientos bastante cómodos aunque si estuviéramos 14 horas sentados hasta Países Bajos seguramente sentiríamos incomodidad en este y en cualquier avión de clase turista.
Los asientos cuentan con tomas USB para carga de dispostivos y también enchufes. Hay WiFi, con costo. En el vuelo corto no dan manta, si en el largo. La tripulación muy amable, se esforzaba en hablar español y responder cualquier inquietud. Nos brindan auriculares sin cargo para disfrutar del entretenimiento a bordo.
Teníamos mucha hambre ya que apenas habíamos desayunado y no tuvimos suerte en el nefasto VIP de SkyTeam. Esperábamos con ansías el servicio de comida y nos llevamos una gran desilusión al ver un pequeño sándwich de jamón, queso y tomate. Lo acompañan con una bebida a elección (vimos que servían cerveza también). De todas maneras, estábamos tan hambrientos que ni foto le sacamos al sanguchito.
El vuelo pasó rápido, nos entretuvimos un rato con la revista propia de KLM, otro poco con el contenido audiovisual, el momento de la comida, lidiamos con Nico que estaba de mal humor y al rato estábamos aterrizando en Ezeiza. Al llegar deben bajar todos los pasajeros, quienes siguen a Países Bajos quedan en zona de embarque para volver a subir.
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