Y por fin pudimos hacer nuestro debut en un funicular, uno de los medios de transporte que nos faltaban. Lo hicimos para subir al Parque Metropolitano de Santiago de Chile, el segundo parque urbano más extenso de Latinoamérica.
El Parquemet, como se lo abrevia habitualmente, tiene más de 700 hectáreas. Se encuentra en altura, incluyendo varios cerros y comunas de la capital trasandina. En este parque podemos encontrar de todo: un zoológico, un observatorio, senderos para caminar o andar en bici, y hasta una pileta pública. Al ser un espacio realmente tan grande, con tanto para recorrer, hay que mentalizarse bien acerca de lo que se desea conocer o hacer. Para nosotros, lo principal era poder subirnos al funicular y disfrutar de las vistas de Santiago. No teníamos muchas más exigencias para con la visita al Parque Metropolitano, menos con Nico y con el calor de aquellos días.
Tienen que saber que hay unas cuantas tarifas distintas dependiendo de si se quiere solo contratar la subida, si se quiere subir y bajar en funicular, subir en funicular y bajar en teleférico, agregar un bus, etc. Las entradas se pueden adquirir online, ahí mismo escaneando un QR o haciendo la fila para comprarlas en caja.
Nosotros hicimos la fila (bastante lenta, por cierto) porque no entendíamos la diferencia de precio que había entre la página y los carteles (en la página aparecían más caros). Finalmente, nos dimos cuenta: el precio de la cartelería no era el aplicable a extranjeros. El de la página fue el que finalmente abonamos.
Luego de un rato de fila, pudimos subir y disfrutar de nuestra primera experiencia en funicular, que data de 1925 y es Monumento Nacional. Hay una estación intermedia para visitar el Zoológico. Nosotros fuimos directamente a la estación Cumbre, en el cerro San Cristóbal.
Allí nos encontramos con maravillosas vistas de Santiago, contemplándola esta vez de día. El día anterior habíamos estado en Sky Costanera, pero era de noche y nos perdimos mucho de la vista panorámica.
En la cumbre, donde ya hacía mucho calor, aprovechamos a probar una bebida muy popular en Chile: el mote con huesillo. ¿Qué es? Se trata de una especie de almíbar, con un durazno adentro y granos de choclo. Rarísimo para nosotros. Debo admitir que mucho no me gustó, jaja.
Caminamos un poco más por el Parque Metropolitano, pero teníamos en claro dos cosas: es demasiado grande y el sol estaba pegando muy fuerte. Después de un rato, decidimos regresar. Nuevamente nos subimos al funicular. Esta vez, nos sentamos en el carro histórico que llevó a Juan Pablo II en 1987 a la cima del cerro, donde hay un santuario de la Inmaculada Concepción.
El ParqueMet es sin dudas una atracción muy interesante con múltiples actividades en Santiago. Si bien mucho no recorrimos dentro del parque y nos quedamos con ganas de conocerlo mejor, nos sacamos las ganas de viajar en funicular. Ojalá sea el primero de muchos.
Deja un comentario