Excursión a Isla Victoria y Bosque de Arrayanes

Finalmente luego de varios viajes a Bariloche pudimos hacer la ansiada visita a Isla Victoria y Bosque de Arrayanes. Una excursión hermosa, en la que navegamos por el cristalino lago Nahuel Huapi y conocemos lugares únicos, donde no alcanzan los ojos para disfrutar de tan increíble entorno.

Esta excursión la ofrecen varias agencias de viajes y hay dos empresas que realizan la navegación: Cau Cau y Turisur. Nosotros lo hicimos con esta última, contratándola en uno de sus locales de la calle Mitre. El precio es igual en todas, valía $17.800 por adulto en abril 2023. De 5 a 12 años y jubilados pagaban $8.900. De 0 a 4 gratis. La diferencia que nos inclinó por comprar con ellos fue que ofrecían seis cuotas sin interés.

Se hace todos los días y sale desde Puerto Pañuelo. Decidimos llegar por nuestros medios y no contratar el traslado. De eso hablamos en un post específico sobre el colectivo 20 que nos lleva allí. Hay dos horarios en los que podemos embarcar, pero el regreso es al mismo tiempo en ambos. Por lo que podríamos resumir que hay una excursión más larga que la otra. En ambas el tiempo de permanencia en el bosque es el mismo. Lo que cambia es la estadía en Isla Victoria.

Una vez en el puerto, debimos pagar la tasa de embarque de $500 por persona y el ingreso al Parque Nacional de unos $1.000, para residentes argentinos. Nico solo pagó la tasa. No aceptan crédito, solo débito y efectivo. Luego el proceso es parecido al de un aeropuerto: pasamos a una sala de espera símil pre-embarque y a continuación nos asignan un muelle/puerta correspondiente a nuestro barco/avión.

excursión isla victoria

Tras aproximadamente una hora de navegación con un guía aportando datos interesantes sobre la historia del lugar, llegamos a la península de Quetrihue que es donde se encuentra el Bosque de Arrayanes. Hay un recorrido armado en círculo a través de un sendero entablonado (con varios escalones). Son aproximadamente 800 metros y justo antes de terminar accedemos a la “casita de Bambi”, una casa de té la cual cuenta la leyenda que fue inspiración de Walt Disney para la película Bambi.

Lamento decir que hay dos mentiras en eso: es un mito lo de Walt Disney, lo dicen los propios guías. Y tampoco es casa de té, es un pequeño cobertizo donde ofrecen té en saquitos y algún pedazo de torta de esas industriales que vemos en panaderías, todo a precios astronómicos. Nosotros tomamos un chocolate caliente.

Nos pareció escaso el tiempo en el bosque, uno termina haciendo todo apurado y amontonado ya que las embarcaciones de ambas empresas llegan al mismo tiempo. Los guías todo el tiempo haciendo hincapié en el horario y que no nos confundamos de embarcación. ¿No sería mejor espaciar los horarios de cada empresa para evitar esos errores y hacer más cómodo el recorrido? El punto más flojo de la excursión sin dudas, no por el entorno, sino por como está organizado.

Desde allí la embarcación pone rumbo a Isla Victoria. En ese momento aprovechamos el hermoso día que nos había tocado y subimos a la cubierta del barco a contemplar las vistas. El trayecto dura poco menos de una hora hasta llegar a la isla.

Al desembarcar, tenemos la opción de hacer distintos trekkings con los guías. Uno corto y otro un poco más largo. La verdad parecían muy interesantes pero con Nico de 3 años no era opción. También es posible realizar caminatas por nuestra cuenta, de hecho hay un cartel con los distintos senderos para hacer.

isla victoria

Elegimos ir a Playa del Toro, ya que nuestro hijo es fan del agua. Avisan que son 400 metros de distancia pero claramente son más. Nos tocó un día de otoño espectacular, con algo más de 20 grados y totalmente despejado. Nico disfrutó a más no poder el lago, por suerte le llevamos una muda de repuesto porque se mojó bastante. Vimos gente dándose chapuzones, en verano debe ser ideal. Las casi 4 horas de estadía en la isla las pasamos en la playa.

playa del toro isla victoria

Almorzamos ahí mismo, fuimos preparados con una vianda y agua. Importante tener en cuenta que en la isla hay un restaurante con algunas comidas, agua caliente y baños. Los precios son exageradamente altos. Algo similar pasa en el barco, venden snacks, bebidas frías y calientes junto a alguna que otra cosa pero también es caro. En Playa del Toro hay un parador que estaba cerrado ya que funciona en temporada. Lo ideal es llevar comida y bebida para pasar el día.

Alrededor de las 17:30 emprendimos el regreso a Puerto Pañuelo. Contentos por los paisajes y naturaleza que disfrutamos en el día y por ver a Nico tan contento. Obvio que se durmió apenas nos sentamos en el barco. Fue una jornada larga y cansadora, pero sin dudas valió la pena.

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