Diario de viaje: Santiago de Chile

santiago plaza de armas

Al fin. Un viaje muy postergado que se hizo realidad. Teníamos los pasajes para visitar Santiago de Chile en Junio 2020. Por cosas de la vida (léase: pandemia) la reprogramación se demoró hasta estos días. Ahora ya podemos comentarles nuestras impresiones de la capital trasandina en este diario de viaje, la entrada introductoria clásica de cada nueva aventura.

De ida, volamos con Latam. El vuelo original costaba bastante menos millas y además Nico no pagaba porque era menor de dos años. Con el tiempo, se devaluaron nuestras millas, Nico pasó a ocupar asiento y demás… Terminamos afectando esas millas a dos tramos de dos viajes distintos: la ida a Santiago para luego volar hacia nuestro primer crucero, el cual tomamos en Fort Lauderdale, y esta escapada de Marzo del 2023 a Santiago específicamente. ¿Con qué aerolínea volvimos? Ya les contaremos, no sean ansiosos.

santiago chile plaza de armas
Nico pidió sacarse una foto con el cartel, se encuentra en la Plaza de Armas

Lo cierto es que llegamos al ya conocido aeropuerto Arturo Merino Benítez y nos fuimos a buscar la parada del bus que nos llevaría a nuestro Airbnb. No voy a ahondar en detalles sobre el funcionamiento del bus porque tendrá su entrada aparte, pero cumplió muy bien y pronto estaríamos en el departamento, ubicado muy cerca del histórico Palacio de la Moneda, sede del gobierno nacional. Ya era muy tarde. Hora de desempacar y dormir.

Al otro día a la mañana iniciaríamos la caminata. Pasamos por el Palacio de la Moneda, aunque mucho no nos detuvimos, porque había hambre y queríamos desayunar. Tener un Dunkin tan cerca era una tentación y no nos quedó otra… Ya con la panza llena, continuamos para quemar esas calorías.

santiago chile palacio de la moneda
El Palacio de la Moneda, sede del gobierno nacional

La siguiente parada fue la Plaza de Armas. Inmensa, allí Nico se divirtió bastante con las letras que abrevian el nombre de la ciudad. La Catedral, el Correo Central y el Museo Histórico Nacional son algunos de los edificios históricos que rodean la Plaza. Tomamos la peatonal Puente y unos minutos después estaríamos en el Mercado Central, una joyita arquitectónica que nos remitió automáticamente al Mercado de San Telmo. Este es el lugar si quieren comer pescado. No lo hicimos porque todavía teníamos el desayuno bastante fresco.

Seguimos caminando, ya pegando la vuelta. El sol picaba bastante en Santiago que nos sorprendió con temperaturas más altas que las que hicieron en Buenos Aires en ese momento, pero sin esa humedad característica del Río de la Plata. Mientras tanto, Nico pidió caminar y abandonó de a largos ratos su cochecito. Nuestro niño está creciendo… Llegábamos al barrio París – Londres y nos sorprendíamos con su arquitectura. Otra de las joyitas que se encuentran en Santiago.

santiago barrio paris-londres
El muy lindo barrio París – Londres

Después de una siesta de varias horas, hicimos nuestro estreno en el moderno Metro de Santiago. También hablaremos de él en otra entrada. Nos fuimos hacia el Costanera Center Mall para disfrutar de Sky Costanera, el mirador más alto de Latinoamérica. La intención era llegar antes y disfrutar del atardecer, pero llegamos ya de noche. Lo disfrutamos igual y cerrábamos así un intenso primer día en Santiago.

Ya al otro día, le tocó el turno al cerro San Cristóbal. Se encuentra dentro del inmenso Parque Metropolitano, el gran pulmón verde de la ciudad y segundo parque urbano más grande de Latinoamérica. En el Parque hay zoológico, observatorio, un santuario, miradores, senderos… Se puede subir de varias maneras pero nosotros fuimos por nuestro gran pendiente, el funicular. ¡Al fin pudimos subirnos a uno! Describiremos también la experiencia en detalle en otro post.

cerro san cristóbal
La espectacular vista de Santiago y de la Cordillera de los Andes desde el cerro San Cristóbal

Como les contamos, al mediodía el sol en Santiago pega fuerte. Así que tratábamos de refugiarnos hasta el atardecer, más que nada para cuidar a Nico y porque tampoco la intención de estas escapadas es terminar cansados. Así que cerramos nuestra estadía saliendo a caminar por la Santiago nocturna, yendo para la zona de Plaza Brasil, llena de bares y restaurantes. Nico se divirtió un rato en la plaza y luego dijo: “mamá, avión”. Ya quería volverse a casa.

Y así fue al otro día, que regresamos a Ezeiza pero con un vuelo de KLM vía Smiles, haciendo nuestro debut en la aerolínea más antigua en funcionamiento.

El finde resultó muy corto y Santiago nos dejó con ganas de más. Nos quedó muchísimo por hacer. No pudimos hacernos un tiempo para ir al cerro Santa Lucía, recorrer el barrio de Patronato e incluso explorar las múltiples opciones del enorme ParqueMet. Pero estamos seguros que será apenas nuestra primera vez en la capital chilena y que se vendrán muchas más.

Sé el primero en comentar

Deja un comentario