Como parte del viaje para tomar un crucero de Royal Caribbean, debíamos pasar una noche en Fort Lauderdale. La idea era no estar muy lejos del puerto y así fue como dimos con el Ocean Mile Hotel.
Los precios en Miami y alrededores están altísimos. La intención fue llegar un día antes del embarque para cubrir cualquier eventualidad en los vuelos que pusiera en riesgo abordar a tiempo. Otro punto que debíamos considerar era tener el estacionamiento incluido ya que alquilábamos auto. Por lo que también era conveniente devolverlo lo más cerca posible del puerto y seleccionamos el aeropuerto de Fort Lauderdale, aunque luego nos enteramos que había una mejor opción (sobre la cual haremos post específico).
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Nos sorprendió conseguir un alojamiento tan bien ubicado como el Ocean Mile Hotel a tan buen precio. Pagamos U$S 125 la noche, sin desayuno, con impuestos y estacionamiento incluido. Lo sorprendente es que está enfrente a la playa y en una zona hermosa de Fort Lauderdale.
Lo encontramos muy parecido a los moteles que visitamos durante el road trip por la costa oeste. Habitaciones amplias con dos camas grandes, mini heladera, microondas, cafetera e incluso mesas y sillas para comer. También disponíamos de sillones individuales fuera de la habitación, como para tomar el desayuno si lo deseábamos.
Cuenta con una linda pileta de uso común que no utilizamos, se podía ver desde todas las habitaciones. Máquina de hielo en la planta baja, otro clásico de los moteles estadounidenses. Este disponía de ascensor, lo cual se agradece mucho viajando con niños pequeños.
El check in fue bastante rápido, ya habíamos efectuado el pago previamente a través de Booking. Solamente nos pidieron un depósito de 20 dólares en efectivo en resguardo de la llave. Al día siguiente cuando la devolvimos nos dieron nuestro dinero. Fue algo que disparó una risueña charla con el encargado ya que le di un billete bastante antiguo con la esperanza que me devuelvan uno nuevo. Pero no fue así y nos quedamos conversando un poco sobre su colección de billetes.
En líneas generales se nota que le falta mantenimiento. En los comentarios de Booking y Google varios se quejan de eso y algunos también del ruido en la calle. De hecho el dueño nos consultó al respecto el día que nos retiramos. La verdad estábamos tan cansados del trajín que llevábamos que dormimos profundamente los tres.
Por la zona hay locales de comida, un Dunkin’ Donuts que nos vino genial para el desayuno, Amazon Locker para retirar compras, un CVS que nos salvó para comprar bebidas para la cena, que fue una pizza de un Domino’s cercano al hotel. Cumplió ampliamente con lo que necesitábamos para nuestra corta estadía y a un precio más que aceptable.
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