Una de las tantas cosas malas que trajo la pandemia son los requisitos para viajar. Además de las vacunas y/o test, casi todos los países implementaron declaraciones juradas. Si bien muchos de ellos ya tenían formularios o papelitos previos al Covid, tras la llegada del virus se multiplicaron. Convirtiendo así muchos viajes en una burocracia parecida a ir a hacer un trámite a una dependencia estatal o banco.
Lo cierto es que siempre hubo algo, además de la documentación obligatoria como pasaportes o documentos que acrediten los viajes con hijos. Pero en este último viaje que hicimos para tomar el crucero, donde pasamos por tres países, el tramiterío se volvió muy molesto. Pero lo peor de todo: innecesario y en muchos casos redundante. Y para que encima después no lo pida nadie, reforzando mi conclusión de que es un sin sentido.
Empezamos yendo a Santiago de Chile, país donde solicitan vacunación o test negativo a los adultos para ingresar. Como contamos en otro post, hicimos el check in automatico con Latam y al no despachar nada no debíamos pasar por mostradores. No obstante, consultamos en la fila a una empleada si hacía falta algo y nos dijo que no era necesario. Igual si querían revisar vacunas podrían hacerlo en el check in o incluso en altoparlantes antes del embarque. Nunca lo hicieron.
Al bajar del avión en Santiago, nos topamos con la burocracia: un cartel avisando que debíamos completar la declaración jurada del SAG. Es el organismo chileno similar a Senasa en Argentina, donde controlan que no ingreses con frutas, verduras, alimentos de origen animal, etc. Te facilitaban un código QR para realizarla online e incluso había formularios físicos antes del control de equipaje para completar y entregar a un agente.
Perdimos unos minutos llenando una ficha online con varias preguntas y al pasar por las máquinas nadie nos pidió ni el papel ni el bendito PDF que habíamos llenado hace instantes. Si nos sacaron una banana que había quedado en la mochila de Nico.
En migraciones tampoco solicitaron vacunas. Igual se supone que eso lo hace la aerolínea en origen y no deberíamos embarcar en caso de no cumplir el requisito. Pero pasó algo peor: nos dieron un papelito con nuestra entrada al país que debimos entregar al irnos. Si, en 2023 tu visita está registrada en un papel, aunque tengas pasaporte con chip que pasan por una computadora y les salta absolutamente todo, incluyendo el registro de ingreso al territorio. Ah, y también lo sellan. PERO NO VAYAS A PERDER ESE PAPEL!
Luego seguimos a Colombia, país que también pide vacunas o test negativo para entrar. En este caso tampoco pasamos por mostradores en Santiago ya que tienen máquinas de self check in para que uno mismo se chequee e incluso documente su equipaje. Así que nadie corroboró que efectivamente tengamos nuestras vacunas o el testeo.
Pero no nos íbamos a salvar de la declaración jurada. Se pide una check mig, que no es más que un formulario donde hay que poner todos los datos que obtienen en migraciones al escanear el pasaporte. Le suma alguno más como el vuelo en el que llegamos o donde nos alojaremos. Dato que no suma mucho porque cualquiera puede poner información falsa o se va a alojar en distintas ciudades a lo largo de su estadía y solo deja poner una. Hay que hacerlo tanto al entrar como al salir del país.
Finalmente, para viajar a Estados Unidos es obligatorio que lo adultos estén vacunados. No pasamos por mostradores, pero en el check in online nos solicitaron los datos de las visas. ¿Las vacunas? Bien, gracias. Al mostrar los pases de abordo en la puerta, volvieron a controlar las visas solamente.
Y por supuesto tampoco podía faltar una declaración jurada más, en este caso por el Covid. Cinco hojas impresas de pura burocracia, donde hay que tildar dos casilleros y firmar. Al absurdo le sumamos el desperdicio ecológico. Fueron a pasear en mi mochila por todo el crucero. No hubo ser humano que la solicite.
Todo esto refuerza mi pensamiento de que son cosas sin sentido. Si es algo tan importante ¿como es que no lo piden? Chile, Colombia y Estados Unidos son de los pocos países que aún requieren vacunación, pero ninguno se preocupó por controlarla. Ni hablemos de las declaraciones juradas y sobre todo el papelito de ingreso. Uno podrá pensar son unos minutos, pero sumas cada una para cada país y se te va un tiempo en vano. Además molesta porque uno está con tantas cosas en la preparación para tener que sumar estupideces.
Eso si, hay que hacer y llevar todo porque seguro el día que nos olvidamos algo, nos lo van a pedir. La Ley de Murphy no falla y menos con la burocracia.
“Si es algo tan importante ¿como es que no lo piden?”
¿Será que no es algo tan importante como nos han hecho creer? Todo este tema se traduce en intereses económicos y políticos, a mí hace rato que me sacaron las ganas de viajar con la farsa del 2020. Me limito a ir a lugares donde ya se hayan bajado del circo, y por suerte de a poquito van siendo cada vez más.
El colmo es que países como Colombia piden barbijo obligatorio en vuelos de aerolíneas colombianas (Avianca por ejemplo) pero es optativo en aeropuertos.
Entonces se daba el absurdo que estabas sin barbijo y al momento de ingresar al avión debías ponértelo. Lo mismo al regreso, todo el mundo se lo sacaba apenas bajaba del avión.
Afortunadamente cada vez quedan menos países con requisitos y tediosos e inútiles formularios!