Diario de viaje: cuatro noches en el crucero Liberty of the Seas de Royal Caribbean

liberty of the seas

No sabemos por dónde empezar a hablar de la experiencia general en el crucero Liberty of the Seas de Royal Caribbean. Para nosotros fue un mazazo, a tal punto que ya estamos pensando en subirnos a otro. Adivinarán que nos encantó.

Yo era de las reticentes a los cruceros hasta no hace mucho. Con el tiempo y el invalorable aporte de YouTube (los videos excelentes de Sir Chandler ayudaron mucho) comenzamos a madurar la decisión de pasar por la experiencia. Este año dijimos: es el momento, es ahora.

liberty of the seas royal caribbean
Impresionante el área de pileta para niños

Ya haremos posteos sobre la experiencia de compra, tips sobre los múltiples paquetes que las navieras ofrecen y demás. Porque si, es otro mundo el de los cruceros y requerirá dedicarle unas cuantas entradas en este blog. Pero la intención de este texto es dar un pantallazo general de estas cuatro noches en el Liberty of the Seas, que supo ser uno de los cruceros más grandes del mundo y hoy quedó relegado por creaciones posteriores como el Icon of the Seas que pronto dominará los mares.

El día uno fue enteramente de ansiedad por entrar, descubrir cada rincón y asombrarnos por las múltiples posibilidades que ofrece el Liberty, mientras dejábamos atrás la ciudad y puerto de Fort Lauderdale. ¿Y los demás? También, porque no se conoce un crucero en un día. Son casi ciudades sobre el agua que además, te llevan a otros lugares. Por eso para mí son la versión superadora del all inclusive. Desde los juegos acuáticos, canchas para practicar deporte, mini golf, salas de arcade, de juegos de mesa y por supuesto con comida de sobra, es casi imposible aburrirse en el barco. A tal punto que en ningún momento sufrimos la falta de señal de celular. No la necesitábamos.

coco cay royal caribbean
CocoCay, la isla privada de Royal Caribbean en Bahamas, es una de las estrellas del viaje

Apenas llegamos al piso 11, que sería nuestro piso favorito, Nico vio los juegos acuáticos y se maravilló. En ese momento lo supimos: él sería el que más disfrutaría de esto. Y nosotros disfrutamos al verlo feliz. Si tienen dudas de cómo se lleva un niño de tres años con un crucero, tan solo revisen nuestras historias de instagram y véanlo con sus propios ojos.

Ya el segundo día nos encontramos en el paraíso. CocoCay es la isla privada de la naviera en las Bahamas y fue la primera parada de esta navegación. Con toda clase de actividades y playas maravillosas, Perfect Day at CocoCay merecerá un posteo aparte. Ese segundo día en el Liberty of the Seas continuó con Nico estrenando el kids club pero también con siesta en el medio y comida, mucha comida, que especialmente los adultos disfrutamos mucho.

liberty of the seas food comida
Al buffet lo exprimimos. Está adaptado al paladar estadounidense que es mayoría en el barco

El tercer día fue meramente de navegación. Jugamos al mini golf (en mi caso por primera vez), Nico disfrutó de los juegos acuáticos nuevamente, seguimos comiendo y descansando. Porque si, vinimos a descansar. Está bueno tener días de “descanso” en el medio que no impliquen bajar del barco. Días de disfrutar sus instalaciones, mirar el mar e incluso interactuar con otros pasajeros, que se asombran y se ríen con las ocurrencias de Nico.

El cuarto día vino la segunda parada. Esta vez el Liberty amarró en Nassau, la capital de Bahamas que casualmente se vestía de fiesta por el 50° aniversario de la independencia de las islas respecto del dominio británico. Nassau nos sorprendió. En lo personal me gustó mucho más que Oranjestad, la capital de Aruba que visitamos en julio. Aquí enganchamos un wifi en un Starbucks y nos comunicamos con la familia luego de varios días sin señal. Caminamos un poco por la colorida ciudad y llegamos a una playa bellísima de agua cristalina y templada: Junkanoo, en pleno centro. De hecho desde allí “vigilábamos” al Liberty. El día en Nassau también tendrá su entrada.

Nassau Bahamas
Junkanoo, esta playa en pleno downtown de Nassau, es una belleza

Y así llegamos al día en que debimos, con todo dolor, bajarnos de este barco. 8.30 de la mañana del viernes (entramos el lunes) era la hora señalada para dejarlo atrás y llevarnos miles de recuerdos maravillosos. Pero no, no podemos dejarlo atrás. Estamos todo el tiempo, desde que volvimos, pensando en el Liberty of the Seas. Pero se que vamos a superarlo. ¿Cómo? Subiéndonos algún día a otro crucero, todavía más grande.

2 comentarios

    • Hola Marta! Entra cualquier tipo de valija. De hecho hay espacio debajo de la cama para dejarla. Nosotros fuimos con dos carry on y un bolso grande. Pudimos guardar todo perfecto sin obstaculizar el paso en el camarote. Saludos!

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