
Uno de los miles, infinitos atractivos que tiene Las Vegas es visitar la mundialmente famosa tienda de empeños de El Precio de la Historia. Estamos hablando del programa que emite History Channel donde una familia lleva adelante su negocio comprando todo tipo de cosas para revender. El local existe, se llama Gold & Silver y por supuesto fuimos a visitarlo.
El programa ya lleva más de 20 temporadas al aire y se convirtió en un clásico. La gente lleva todo tipo de objetos únicos y/o extraños para vender (y usar ese dinero para apostar?). Hay muchas cosas usadas o firmadas por famosos por las que se han pagado fortunas.
El negocio se encuentra sobre South Las Vegas Boulevard, la continuación del Strip. Podemos llegar rápidamente en auto desde la zona de casinos. Nosotros lo combinamos con una visita a Freemont Street.

Hay estacionamiento a ambos lados del local, la verdad no sabemos si es de pago o no. No había barreras ni parquímetros pero a un costado del ingreso se ubicaba una carpa con gente que tenía remeras de Gold & Silver. Después de haber sufrido un robo, que nos expriman cada centavo en Disneyland y que nos bloqueen una tarjeta de crédito por un dólar, no tenía ganas de gastar una moneda más. Tampoco vimos que haya gente vigilando ni estaba cercado el lugar así que ni nos acercamos a preguntar nada.

Si bien ya habíamos leído al respecto, nos llamó la atención lo pequeño que es el local. Nada que ver a lo que uno imagina al verlo por televisión. Desde ya que no vale la pena hacerse ilusiones de ver a Rick, Corey o Chumlee. Solo van a filmar, eso lo hacen en un espacio aparte y la tienda cierra en esos momentos. Si hay gente trabajando normalmente y se puede comprar o vender, está abierto al público las 24 hs. Por supuesto que hay un espacio dedicado al programa y también recuerdos referidos al mismo.

Al lado, atravesando una parte del estacionamiento, se encuentra un paseo de compras llamado Pawn Plaza. Allí encontraremos negocios de los protagonistas del show como la barbacoa de Rick o la tienda de dulces de Chumlee. No se cansan de facturar los muchachos. Juraría que el empleado que atendía el local de Chumlee era el hermano, por su gran parecido físico.

La visita no lleva mucho tiempo ya que el espacio a recorrer es pequeño. Nosotros fuimos en febrero y había poca gente pero sabemos que es habitual encontrar filas para ingresar. La entrada es libre y gratuita.
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