Impresiones de nuestra primera vez en Las Vegas

No podía ser más auspiciosa nuestra primera vez en Las Vegas. Llegamos en auto desde Los Ángeles y al cruzar el limite estatal te das cuenta que estás en Nevada: empiezan a aparecer los casinos. En medio del desierto se erige la ciudad de Primm, con todo lo necesario para pasar una jornada de juegos y apuestas. Ni hablar cuando nos aproximamos a la ciudad del pecado, las luminosidad de sus hoteles y carteles se divisan a kilómetros.

Para darle más espectacularidad llegamos de noche (a las 18 hs en febrero ya es noche cerrada) por lo que las luces y marquesinas resaltaban aún más.

Quedamos impactados al ingresar a la ciudad, todos esos hoteles que vimos alguna vez por televisión los teníamos frente a nosotros. Recién ahí dimensionamos lo gigantescos que son. Claro, es que no son simplemente grandes hoteles, son casinos, restaurantes, shoppings, patios de comidas, centros de convenciones. Son ciudades prácticamente.

Conducir por Las Vegas Boulevard, mejor conocido como el Strip, es perder la vista ante una abrumadora cantidad de carteles, edificios y luces. Publicidades de eventos, uno más increíble que el otro y en pocas cuadras de distancia. Así fue que llegamos al Bellagio y su imponente fuente donde se realiza el show con sus aguas danzantes cada día. En ese espectacular hotel pasaríamos la primera noche.

las vegas

Sin dudas disfrutamos mucho la ciudad como peatones, aunque nos costó adaptarnos. Las veredas y los cruces no son como estamos acostumbrados. Muchos cruces son elevados a través de puentes y podemos acceder con escaleras mecánicas. En nuestro caso se nos hizo un poco engorroso con el cochecito teniendo que ir siempre por ascensores (hay en todas las esquinas).

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Casi todos los hoteles se conectan entre sí, por lo que es posible ir de uno a otro sin siquiera salir a la calle. Suele pasar que al ver el mapa pensamos que ir de un lado a otro son solo 3 cuadras, pero no dimensionamos la distancia que hay. Cada hotel ocupa una manzana entera, como mínimo.

Nos han preguntado si es un buen destino para ir con niños. La verdad es que la ciudad está pensada para los adultos, de hecho vimos muy pocos chicos el tiempo que estuvimos allí. No hay atracciones o lugares específicos para el público infantil. Más bien todo lo contrario, es habitual ver por las noches mujeres con poca ropa publicitando algún club nocturno o gente pasada de copas doblada en la vereda. También nos hemos cruzado con personas en situación de calle en los ascensores.

Un dato a tener en cuenta es que si bien siempre hay mucha gente en Las Vegas, en los fines de semana explota de visitantes. En Estados Unidos tienen muy incorporado el hecho de tomar un avión y muchos se van por el fin de semana a la ciudad del pecado. Los precios se disparan, especialmente los alojamientos los días viernes y sábado. También en lugares de comida como los clásicos buffets de los hoteles hemos visto distintos valores según el día.

Otro prejuicio habitual que se tiene de la ciudad es que solamente es para ir de fiesta y apostar. La realidad es que el abanico de posibilidades que nos ofrece es casi infinito. Hay recitales, shows de magia, eventos deportivos, teatros, miradores, museos, incluso podés manejar un auto de lujo en un circuito. Dejaremos para un post especifico la visita la tienda de empeños de El Precio de la Historia. A unos pocos kilómetros fuera de la ciudad se encuentra la represa Hoover, un poco más al noreste Valley of Fire, al oeste Death Valley o incluso visitar un pueblo fantasma. Si tenemos algo de presupuesto hasta podemos ir al Gran Cañón en helicóptero.

Quedamos impactados con Las Vegas y con tantas cosas por hacer, volveríamos una y mil veces.

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