
Volvimos hace unos días de Aruba y todavía estamos procesando las sensaciones que nos dejó haber visitado esta isla paradisíaca. Por supuesto vendrán muchos posteos con los detalles específicos, pero la idea del “diario de viaje”, como hacemos para cada destino, es contar en líneas generales qué nos pareció, qué hicimos, especialmente en lo que refiere a la información por la que muchas familias llegan al blog: ¿es un destino ameno para ir con niños?
Vamos a arrancar con una frase que les dará una idea de todo: nos encantaría volver. Y eso ya es un buen inicio. Especialmente porque nuestro hijo disfrutó mucho este destino. A tal punto que le preguntás “¿a dónde querés ir, Nico?” y te dice “¡Aruba!”. Y los niños no mienten.

Aruba tiene playas hermosas, públicas, amplias, de arena blanca y fina que no quema; un mar transparente, de poco oleaje. Tiene un clima seco, con pocas lluvias – sólo llovió el día en que nos fuimos – y una brisa que hace muy soportable el calor en relación a otros destinos de playa que hemos visitado, como el caso de Miami o Panamá donde la humedad está tan presente como el calor. Sin sargazo ni huracanes, el clima de Aruba asoma como el ideal.
Prueba de ese clima seco está en la vegetación, que salvo las palmeras de la playa, que proveen de una sombra que se agradece, después solo hay arbustos bajos, cactus, suculentas, los famosos divi tree – el árbol característico de la isla – y por supuesto, el aloe vera. Esta planta, que tiene muchísimas propiedades, es el cultivo estrella de Aruba y fuente de una buena cantidad de productos cosméticos que son de las pocas cosas que se producen en la isla. Se pueden visitar las plantaciones y un museo dedicado al aloe vera que en nuestro caso quedarán para otra oportunidad.

Volviendo al tema de la producción, al ser una isla casi todo es importado y eso termina resultando en algo costosa a la hora de comer. Habíamos conseguido los vuelos a excelente precio, el alojamiento también (ya habrá post dedicado) y alquilamos auto sólo por dos días; pero esta vez lo caro fue la comida. Lo resolvimos yendo al supermercado y cocinando nosotros. No verán post de “Rincón Glotón” de Aruba porque la verdad es que salvo en cadenas estadounidenses (hay muchas a causa del enorme turismo yanqui en la isla) no salimos a comer a ningún restaurant.
Nuestro hijo, como adelantamos, lo pasó fenomenal. Y si bien habrá post más detallado sobre las playas, desde ya les decimos que las encontramos ideales para ir con niños. Nico no dudó en meterse hasta la panza y disfrutar de esa agua espectacular. Como única contra no encontramos más entretenimiento para niños en la isla. Probablemente lo tengan los hoteles en línea de playa, con sus kids clubs y otras cosas, pero en el resto de la isla no hay nada, ni siquiera plazas o playgrounds.

Si siguieron nuestras historias de instagram habrán visto que visitamos la colorida capital arubana, Oranjestad, de la que también hablaremos con un post aparte.
Fue una semana de playa, pileta, descanso, un poco de arte (recorrimos también el famoso barrio San Nicolás, lleno de murales) y no mucho más. Fue un viaje muy distinto al que realizamos a principio de año por la Costa Oeste de EE.UU. que no nos había dado mucho margen para el descanso. Necesitábamos algo así: playa, disfrute, sol y no mucho más. Y Aruba nos lo dio.
Espectacular el post chicos! Felicitaciones!
Gracias por leernos, Martín! Tenemos escritos unos cuantos más que van a ir saliendo en estos días