El viaje por la Ruta 1 californiana atraviesa no sólo paisajes espectaculares sino también ciudades y pueblos con mucho encanto. Carmel-by-the-Sea es uno de ellos. Ubicado en el condado de Monterey y junto al mar, como dice su nombre, es un lugar que parece salido de un cuento.
Visitamos Carmel luego de abandonar la ciudad de Monterey para seguir camino hacia San Luis Obispo donde pasaríamos nuestra segunda noche en ruta. Si ustedes recorren la famosa 17 Mile Drive, que bordea toda la península de Monterey (no fue nuestro caso), los depositará directamente en Carmel.
Apenas ingresamos a Carmel desde la autopista nos encontramos con un frondoso bosque que nos hizo acordar mucho a algunas localidades de la Costa Atlántica bonaerense, como Costa del Este, Cariló o Pinamar. Por eso Carmel-by-the-Sea parece salida de un cuento, tipo Hansel y Gretel. Son todas casitas y hoteles, sin nada de altura, rodeados de árboles.
Dejamos la camioneta sobre una de las calles principales, San Carlos, a la altura de la 8 aproximadamente. Según los carteles, teníamos un par de horas para recorrer sin pagar estacionamiento. Salimos sin rumbo, caminando por la misma San Carlos y descubriendo el pueblo. Nos fuimos encontrando con hoteles, cafeterías, muchas tiendas de decoración, galerías de arte y restaurantes. Respecto a los hoteles y restaurantes, Carmel es conocida por ser una ciudad muy pet friendly, así que muchos de ellos reciben a las mascotas.
Eso si, es una ciudad bastante cara. El nivel del poder adquisitivo en Carmel es de los más altos en California. Los alojamientos no son baratos, imaginamos que comer, tampoco. Es un lugar donde algunos estadounidenses se van a vivir al jubilarse. La población es muy baja. Según el último censo, poco más de 3000 personas viven en Carmel.
Seguimos caminando y tomamos una de las avenidas principales, Ocean, que lógicamente nos depositó en el mar. Carmel tiene una playa hermosa y amplia, con un área protegida al igual que en Monterey por su fauna marina. De hecho, muy cerca, hacia el sur por la ruta 1, van a encontrar reservas y parques estatales siendo el más conocido Point Lobos.
Luego de caminar bastante (y ya un poco cansados porque la ciudad tiene desniveles) volvimos a la camioneta no sin antes pasar por Mission Ranch. ¿Qué es Mission Ranch? Es el hotel y restaurant cuyo propietario es el gran Clint Eastwood, vecino de Carmel y exalcalde de la ciudad entre 1986 y 1988. Mission Ranch fue uno de los primeros tambos de California y fue rescatado y restaurado por Clint. Mirá si de repente lo veíamos pasar… pero no sucedió, jaja. Dicen que el actor y director va seguido al hotel (que está en un lugar hermoso, con una enorme pradera y animales de granja) y que incluso a veces aparece tocando el piano en el restaurant.
Apenas subimos a la camioneta Nico se durmió y no hubo chances de visitar la Misión de San Carlos Borromeo. Como mencionamos en otros posteos, a lo largo de toda California hay unas cuantas misiones fundadas por los españoles y Carmel tiene la suya. Pero decidimos seguir viaje porque además nos esperaban muchos atractivos sobre la maravillosa ruta 1. Carmel es la última población importante en muchos kilómetros, pues una vez que abandonamos la península de Monterey se inicia un enorme área despoblada, quizás lo más lindo de este viaje, el Big Sur.
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