En abril de 2022 volvimos a visitar Mercedes por la Fiesta Provincial de la Torta Frita. Estuvimos en 2017 y la pasamos realmente muy bien así que queríamos repetir la experiencia, ahora con Nico. En esta ocasión, elegimos pasar una noche para poder disfrutar con mayor tranquilidad y tiempo de todo lo que la ciudad tiene para ofrecer. En la visita anterior conocimos por afuera la pulpería de Cacho Di Catarina, que se encontraba cerrada al público.
Hace poco vimos un gran programa en el canal Gourmet llamado “Maestros de la Empanada” donde mostraron las que preparan en la pulpería. Se hicieron bastante famosas así que debíamos probarlas, no teníamos alternativa. Además, allí se filmó Don Segundo Sombra con la actuación del mismo Cacho y tiene mucho para contar gracias a sus casi 200 años de historia (abrió en 1830). Amamos conocer lugares así, como la histórica pulpería La Blanqueada en San Antonio de Areco o el antiguo almacén Sol de Mayo en Dolores.
Investigando un poco supimos que solamente abren los fines de semana de 11 a 18, por lo que solo nos quedaba la opción de ir el domingo. También tomamos nota de los comentarios de la gente de lo concurrido del lugar y lo elevado de los precios.
Sabiendo esto, preferimos ir a buscar las empanadas para llevar y mientras admirar un poco tan histórico sitio. En todo caso si había lugar nos sentaríamos a comer pero la idea era llevarnos la comida.
La ciudad estaba desbordada de gente por la Fiesta de la Torta Frita y la pulpería de Cacho no era la excepción. Autos por todos lados y fila de personas para ingresar. Eran 12:30 y obviamente el lugar estaba lleno y daban reservas para las 16, pero quien iba a retirar podía pasar a esperar sin problemas.
Una vez adentro pudimos comprobar lo que mencionaba la gente de los precios. Las empanadas a $210 (precios de abril 2022), en promedio el doble de lo que sale en el conurbano e incluso más caro que CABA. Los pastelitos a $140, ese mismo día compramos a $70 en una panadería grande de la zona. Nobleza obliga, las empanadas estaban riquísimas.
Además vendían dulces y regionales a valores que estaban muy por encima de lo que habíamos visto en la fiesta el día anterior. Los precios de la carta no los vimos pero los comentarios en reseñas de Google eran exorbitantes. Otra cosa que notamos fue el trato distante tanto en la recepción (con la gente que iba a consultar por lugar) como en la barra cuando un padre se acercó a pedir el WiFi para entretener a su hijo a upa y le fue denegado. Son detalles, pero que dan pantallazos.
A favor, el lugar está muy bien conservado y se puede encontrar un pedacito de historia en cada rincón. Como mencionamos antes, las empanadas realmente exquisitas. Como opinión a titulo personal, los precios pasaron la línea de ser caros a abusivos y eso creo que a la larga aleja a la gente. Exactamente lo contrario que debe pasar con lugares tan emblemáticos y representativos de nuestra historia.
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