Los Ángeles es una ciudad gigantesca, con muchas atracciones desparramadas a varios kilómetros entre sí. Por eso, hablar de «ubicación ideal» es muy relativo y depende de los lugares que queramos visitar. La oferta hotelera es infinita y en nuestro caso, encontramos en el motel Hollywood Downtowner Inn el alojamiento ideal por precio, ubicación y sobre todo, estacionamiento.
Ya hicimos mención de lo complicado que es estacionar en distintas ciudades de California. Pero al mismo tiempo, resulta indispensable contar con movilidad propia en algunas de ellas, como es el caso de Los Ángeles. Es una urbe repleta de autopistas que conectan muy bien los diferentes puntos de interés. Pero al mismo tiempo, está llena de autos por lo que el tránsito es todo un desafío.
Nos costó mucho definir una zona donde alojarnos. Básicamente porque no había un punto central o ideal desde el cual moverse. Todos quedarían cerca de una atracción pero lejos de varias otras. Por tal motivo, nos enfocamos en conseguir el mejor precio posible con estacionamiento gratuito.
Fue así que durante el Black Friday de Estados Unidos encontramos una oferta a través de Booking para el Hollywood Downtowner Inn. Al revisar un poco más no podíamos creer que por solo U$S 82 dólares la noche podríamos dejar el auto allí y llegar caminando sin problemas al Paseo de la Fama. No había mucho que pensar, era un precio inmejorable para Los Ángeles y más aún para la zona de Hollywood. Además, queda cerca de Universal Studios, el observatorio Griffith y el famoso cartel de Hollywood.

Desde ya que no podemos esperar muchos lujos por ese precio. Sin embargo, cumplió con creces nuestras necesidades viajeras. Dos camas grandes, heladera, microondas, pava eléctrica e incluso un pequeño ambiente que hacía las veces de cocina/comedor separado de las camas. Algo que no vimos en ninguno de los otros moteles que nos alojamos durante este viaje.

Contaba también con una linda pileta central, la cual no usamos al ser nuestra visita en invierno. Si bien no hizo frío (mucho sol en LA), tampoco la temperatura era para pileta. No contaba con desayuno por el tema del Covid. El acceso vehicular es a través de un portón automático. Nos dan la clave al hacer el check-in pero es usual que un empleado esté en el ingreso siempre controlando todo y facilitando la apertura/cierre del portón.

Es un motel viejo y se ven detalles de pintura en algunos lados, puntualmente en el baño de la habitación que nos tocó. También estaban algo gastadas las sabanas y frazadas. Nada alarmante, la verdad que por el precio pagado es algo que se tolera sin problemas.

La zona, contrario a lo que uno puede imaginar, no es muy linda. Más allá del glamour de los hoteles y tiendas que se ubican a lo largo del Paseo de la Fama, podemos ver muchas personas durmiendo en la calle. Y no se trata de gente eventual que tuvo una noche de excesos, se ven carpas montadas una al lado de la otra. Es un problema muy grande la cantidad de personas en situación de calle en todo Estados Unidos, pero que se nota mucho más en estas ciudades donde el acceso a la vivienda tiene un costo muy alto.
Pese a eso, la verdad que caminamos bastante sin que nadie nos molestara. Más bien todo lo contrario, la gente saludaba a Nico con una sonrisa y él siempre les devolvía el saludo. Contrastes de una ciudad donde se notan bien marcados los extremos: mansiones gigantes con todo el lujo frente a una alarmante cantidad de personas sin un techo donde dormir.





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