San Francisco cuenta con una hermosa costa sobre la bahía del mismo nombre y por supuesto allí no faltan los muelles. Son varios, nucleados en un barrio llamado Fisherman’s Wharf y están numerados. Entre todos ellos se destaca el Pier 39, quizás el mayor centro de entretenimiento y gastronomía en la ciudad.
Pier 39 se encuentra muy cerca de donde se embarca hacia Alcatraz así que después de visitar la famosa penitenciaría nos dirigimos hacia allí. Todo esto lo hicimos caminando; ese día el vehículo que alquilamos se quedó descansando en el Motel Capri. El estacionamiento en toda la zona de los muelles es extremadamente caro, así que les recomendamos que se manejen caminando o en transporte público (los tranvías unen todos los muelles).
El día estaba realmente hermoso e ideal para caminar y disfrutar de la bahía. Fue una gran decisión ir a San Francisco en febrero: es temporada baja, con muy poco turismo (seguramente también a causa del Covid) y un clima aceptable, fresco pero soleado.
El Pier 39 no es tan antiguo, pero fue construido con maderas de más de 100 años que sacaron de otros muelles, por eso tiene ese aspecto vintage encantador. Hay absolutamente de todo para hacer. Con varios locales de venta de souvenirs, el Pier 39 es un lugar ideal para hacer compras y llevarse lindos recuerdos de la ciudad. También hay tiendas temáticas, como la de Houdini donde venden artículos vinculados a la magia; o un local dedicado al famoso Cable Car de la ciudad.
En cuanto al entretenimiento, también hay opciones para todos los gustos. En el ingreso al Pier se encuentra el Acuario de la Bahía, ideal para ir con niños. También hay salas de escape, una experiencia 7D con rayos láser, y desde ya se pueden contratar navegaciones por la Bahía. Además hay un carrusel de dos niveles. No podíamos no subir con Nico así que lo llevamos. Costó 7 dólares y no habrá durado ni 10 minutos; ¡fue el más caro de nuestra vida!
También se puede ver a los lobos marinos (muy Puerto de Mar del Plata, ja). Y al llegar al final del Pier tenemos hermosas vistas de la Bahía y de la isla de Alcatraz.
Luego de recorrer el muelle, decidimos almorzar. También hay cantidad de opciones, destacándose por supuesto las comidas con frutos de mar. Nosotros queríamos si o si probar la famosa clam chowder o sopa de almejas en pan, por eso nos dirigimos a Boudin Bakery que es un clásico de San Francisco. Realmente estuvo genial y ya hablaremos más en profundidad en el futuro posteo de Rincón Glotón sobre la gastronomía en la ciudad.
Con la panza llena, sin viento y con un sol que invitaba a seguir paseando por Fisherman’s Wharf, abandonamos el Pier 39 y seguimos caminando bordeando la costa y disfrutando de San Francisco, que nos enamoraba paso a paso, calle a calle y muelle a muelle.
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