Sabíamos que San Francisco es una de las ciudades más caras de Estados Unidos. Por eso, éramos conscientes que encontraríamos precios muy elevados para el alojamiento de allí. Lo que no imaginamos fue que los Airbnb iban a estar impagables. Afortunadamente, dimos con el Motel Capri que pudo satisfacer con nuestras necesidades económicas, de ubicación y especialmente de resguardo del vehículo.
Siempre nos interesó la opción de alojarnos en un motel. De experimentar la clásica situación que vimos en múltiples películas y series. Para este viaje se combinó ese deseo con la necesidad y realmente fue una gran experiencia. Salvo en Las Vegas, en el resto del viaje siempre fuimos a moteles y lo haríamos nuevamente sin dudarlo.
Como venimos contando en otros post, vamos sacando todo con cancelación gratuita. Así fue que teníamos reservado otro lugar y poco tiempo antes del viaje encontramos este motel por lo que hicimos el cambio. Esa es otra de las ventajas de la flexibilidad en estos tiempos: hacer modificaciones no solo si se suspende o posterga el viaje, sino también cuando encontramos algo mejor o más barato.
En este caso fueron ambas cosas, una ubicación más ventajosa y el precio más accesible. De hecho teníamos la reserva hecha por Booking, pero el día anterior al viaje terminamos sacando desde la web directa del motel. La diferencia por las cuatro noches fueron 65 dólares, nada mal (410 contra 475 por la estadía). Contratando en su sitio no permitían cancelación así que esperamos hasta último momento para sacarlo. De todas maneras íbamos viendo la disponibilidad, en su web indicaba que quedaban 15 habitaciones así que estábamos tranquilos por ese lado.
Una vez arribados nos dirigimos a recepción donde hicimos el check-in y nos entregaron las tarjetas con las cuales ingresaríamos a la habitación. También nos brindaron un papelito que debíamos colocar de manera visible en el auto para acreditar que éramos huéspedes del hotel y como tales tener acceso al estacionamiento gratuito. El parking es fundamental en una ciudad como San Francisco donde no abundan los lugares para estacionar y los precios para hacerlo son astronómicos en ciertos lugares.
Nos tocó una habitación en el tercer piso (el más alto), algo que no fue problema ya que afortunadamente el motel Capri cuenta con ascensor. Al pie del mismo en la planta baja nos encontramos con un clásico de los moteles: la máquina de hielo. También una de gaseosas pero estaba fuera de servicio. El estacionamiento es bastante amplio, nunca tuvimos problema para encontrar lugar, aunque cabe aclarar que nuestro viaje fue en temporada baja (enero/febrero).
La habitación estaba más que bien. Dos camas grandes muy cómodas, un escritorio amplio, pequeña heladera, microondas, cafetera y una tele bastante grande. El baño con equipamiento completo y una ducha con buena presión. También había un ropero grande con espejos es sus puertas corredizas. El aire frío/calor nos salvó un par de noches de frío.
Por el tema del Covid, no están brindando el desayuno de cortesía que daban prepandemia. A esta altura suena más a excusa que otra cosa, lo hemos charlado en otros post (como este del Sheraton Buenos Aires).
La ubicación es muy buena, en la zona de Marina District, a una 50 metros de distancia de Lombard Street (que da nombre a la famosa calle zigzagueante ubicada a unas diez cuadras). Incluso hasta fuimos caminando a Fisherman’s Wharf y al Pier 33 que es desde donde salen los ferrys a Alcatraz.
Con el auto estás a pocos minutos del Golden Gate, Golden Gate Park y parque El Presidio. Hay supermercados cerca, como el querido Safeway que tendrá su post aparte con consejos para ahorrar MUCHO dinero comprando online. También es variada la oferta de comida por la zona, especialmente por Lombard Street. Nosotros por la noche comíamos en el hotel cosas compradas en los super, contar con heladera y microondas nos ayudó mucho para eso.
En definitiva, una excelente estadía en el Motel Capri. Nos cerró por todos lados: estacionamiento, el precio y la ubicación. Para volver, sin dudas.
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