For those who come to San Francisco
Be sure to wear some flowers
In your hair
If you come to San Francisco
Summertime will be a love-in there
San Francisco – Scott McKenzie
Llegó el día después del viaje. Me siento a escribir y me doy cuenta de todo lo que tengo para decir. San Francisco fue una montaña rusa de emociones, con subidas y bajadas como esas empinadas calles. San Francisco cuesta. Cuesta económicamente, porque es la segunda ciudad más cara de EE.UU.; cuesta caminarla y también nos costó el primer robo que sufrimos en un viaje. Pero igual nos enamoró y nos pareció, de hecho, la ciudad más linda que conocimos en esta aventura.
El comienzo en San Francisco fue, como les contamos en nuestras historias de instagram, complicado. Arribamos al aeropuerto en un vuelo de Aeroméxico que como todo tendrá su reporte. El primer escollo a superar fue la funcionaria de Migraciones. Extremadamente celosa, nos hizo varias preguntas como nunca nos habían hecho al ingresar al país. Eso nos puso algo nerviosos y costaba que las frases fluyeran. Cuando puso los sellos en los pasaportes, respiramos.
Pasamos cuatro noches en San Francisco. Nos alojamos en el Motel Capri, uno como esos de las películas, y la experiencia fue muy satisfactoria. Ubicado en una excelente zona, a pocas cuadras de Marina Green, nos permitió caminar a todos lados. No es fácil ni barato estacionar en San Francisco, por lo que nuestras piernas se convirtieron en grandes aliadas para depender menos del auto que alquilamos desde el primer al último día del viaje.
Ya instalados, esa primera tarde/noche decidimos descansar del largo viaje pero más tarde nos picó el bichito de salir a descubrir. Y si bien no anduvimos mucho, pudimos ver el hermoso Palacio de Bellas Artes iluminado. Se encuentra en el enorme parque del Presidio, que nos quedó pendiente recorrer más tranquilos.
El plato “fuerte” fue al otro día. Para nuestro primer día completo en San Francisco planeamos ver el Golden Gate de todos lados. Anduvimos por Crissy Field, Fort Point, el Welcome Center, y nos llevamos vistas maravillosas. Cruzamos el famosísimo puente. Llegamos a Battery Spencer, una colina del lado de Sausalito con un mirador privilegiado. Y al volver a nuestro vehiculo alquilado, encontramos la escena dantesca: nos habían robado la mochila maternal, con algo de dinero y algunas tarjetas de crédito. Seguramente ahondaremos más en el hecho en una entrada posterior pero ante todo, lo importante lo hicimos: dimos de baja las tarjetas, cambiamos la camioneta, y nos prometimos que el triste hecho no arruinaría nuestro viaje.
Y cumplimos. Si bien ese día terminó siendo un bajón, al otro empezamos a dar vuelta el partido. Aún con jet lag, nos despertamos tempranísimo. Enfrentamos por primera vez a pie las calles en subidas, escalando la icónica Lombard Street. Desayunamos en Ihop, una de nuestras cadenas favoritas. Caminamos hasta los muelles y nos subimos al ferry directo a Alcatraz. Conocimos una de las prisiones más famosas de todos los tiempos. Anduvimos por el Pier 39 disfrutando de sus locales, vistas y gastronomía. Fuimos a Fisherman’s Wharf, una zona llena de restaurantes al estilo Puerto de Mar del Plata, donde Nico se divirtió mucho en el Musee Mechanique. Seguimos caminando. Llegamos hacia donde el Cable Car da la vuelta para iniciar nuevamente su recorrido. Nos subimos felices como nenes. Nos bajamos. Seguimos caminando y terminamos el día empachados de fachadas victorianas.
El último día en San Francisco no fue menos frenético. Otra vez a patear calles y enfrentar subidas, atravesando barrios y barrios hasta llegar a Alamo Square, un parque enorme y hermoso donde su principal atracción son las archifamosas Painted Ladies. Ahí estaban las siete casas victorianas que tantas veces soñé ver de cerca. Nico se divirtió un poco en los juegos para niños y continuamos camino. La siguiente parada fue el City Hall, caminando por todo el centro cívico de la ciudad. Hubo incluso tiempo de ingresar a una tienda Ross y comprar algunas cositas. Seguimos camino hacia Union Square, que me hizo acordar mucho a la plaza de Nueva York del mismo nombre. Allí nuestras piernas ya pedían clemencia. Pasamos a comprar una pizza y regresamos al alojamiento con Nico dormido.
A la tarde decidimos ir por el Golden Gate Park, que originalmente estaba en el itinerario del día del robo, pero lógicamente no había ánimos posterior al hecho. La noche nos alcanzó allí pero nos regaló una gran sorpresa: una puesta artística con luces que maravilló a Nico (y a nosotros también) y el Conservatory of Flowers iluminado con música de fondo. Sonaba “San Francisco” de Scott McKenzie y nos empezaba a dar nostalgia de tener que despedirnos de la ciudad.
Cerramos nuestra historia en San Francisco yendo nuevamente a Fisherman’s Wharf para cenar y terminar en la increíble Ghirardelli Square probando el sundae de la marca de chocolates local que Nico devoró con fervor.
Y si, podemos decir que dimos vuelta el partido después de un par de goles en contra. San Francisco es una ciudad que te pone pruebas todo el tiempo. Mirar atrás y ver la bahía tras subir una de esas calles empinadas da cuenta que el esfuerzo valió la pena. Que San Francisco costó, mucho, en todos los aspectos, pero que nos terminó enamorando y nos dejó con ganas de volver.
Hola cómo estás,Cómo manejarias 3 días en San Francisco, que cosas me aconsejas.para conocer, sin auto!!
Iría en Febrero 2024, y sigo mirando hoteles ya que no me cierra ninguno
Hola Fernando! Nosotros casi no usamos el auto en San Francisco salvo el primer día. Es una ciudad difícil para el auto. Caminamos mucho y también usamos el cable car. En esta entrada tenés todo lo que hicimos. Para mí los imperdibles son el Golden Gate con sus múltiples vistas y playas, la visita a Alcatraz, Pier 39, Fisherman’s Wharf, Alamo Square y recorrer sus barrios de casas victorianas. La hotelería es realmente cara por eso nosotros optamos por el Motel Capri. Tenemos reseña aquí en el blog. Nos sirvió mucho. Saludos!