La bella Purmamarca no podía quedar afuera en este viaje a Jujuy que venimos relatando en varios posteos. Apenas 65 km la separan de San Salvador, la capital provincial, y 25 km de Tilcara, la localidad donde hicimos base por dos días.
El camino por la Ruta Nacional 9 es una cosa de locos, imposible de describir por su belleza. Para llegar a Purmamarca hay que desviarse tomando la RN 52. Después de unos pocos kilómetros comenzamos a divisar el Cerro de los Siete Colores, la gran postal del pueblo y una de las más famosas del país, y la emoción nos invadió.
Purmamarca estaba realmente estallada de gente. Fue un fin de semana XL donde se movilizó casi el 10% del país y Jujuy fue uno de los destinos más elegidos. La pequeña localidad se veía desbordada de autos, y nos hizo pensar que quizás deberíamos volver en una fecha no tan concurrida.
Nico dormía y se nos ocurrió entonces no bajar del auto para no despertarlo sino aprovechar para hacer el Camino de los Colorados. Se trata de un trayecto de apenas 3 km de extensión de ripio y de cornisa que sale del pueblo con un único sentido para los vehículos. También se puede hacer caminando o en bici. Justo Nico se despertó y estacionamos a un costado para admirar el paisaje y sacar algunas fotos. Es un paseo imperdible y me encantaría volver y hacerlo a pie.
A continuación y ya en las calles de Purmamarca estacionamos donde pudimos y comenzamos a caminar. Nos dirigimos hacia su pequeña pero pintoresca plaza, que se destaca por la cantidad de artículos artesanales que allí se venden. ¡Realmente quería comprarme todos los tejidos!
Nico disfrutó de los juegos y aprovechamos a quedarnos bajo la sombra un rato, ya que el sol picaba bastante. Se hizo un amiguito de la misma edad con el que intercambió autitos y todo. Nos quedamos charlando con los papás y luego se sumó otra familia. Sin dudas Jujuy es un destino para hacer en familia y no hay edades mínimas para descubrir las bellezas que la provincia nos ofrece.
Allí aprovechamos para almorzar unas tortillas rellenas, en mi caso capresse, que estaban fabulosas (ya se vendrá el Rincón Glotón de este viaje, tranquilos).
No hicimos mucho más en Purmamarca porque era la peor hora de sol y Nico además va necesitando su sagrada siesta, por lo cual emprendimos el camino hacia Tilcara. Un error que cometimos fue no subir al mirador del Porito. Luego nos avivamos que esa era la mejor postal del Cerro de los Siete Colores…
En fin, algún día volveremos a la bella Purmamarca, seguramente ya para pasar alguna noche allí, en una época un poco más tranquila y con ánimos de perdernos en sus mágicas calles todo el tiempo que podamos, sin prisa alguna.
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