Diario de viaje: Tucumán en un finde

casa de tucumán

Ustedes saben que estamos acostumbrados (y que nos gustan) los viajes maratónicos. Si nos siguieron en nuestras historias de Instagram, habrán visto que el pasado finde largo de agosto nos fuimos a Tucumán en avión. ¿Cuánto se puede hacer en apenas dos días completos? Pasamos a contarles de qué se trató esta aventura.

Estos pasajes los teníamos desde 2019 y tras la reprogramación que hicimos en las oficinas de Aerolíneas Argentinas logramos pasarlos para el 13 de agosto. Así fue como volvimos a volar después de seis meses, con una enorme emoción. Fue lindo regresar al Aeroparque Jorge Newbery después de tanto tiempo; nuestra última vez allí fue para viajar a Esquel. Además de la pandemia, Aeroparque estuvo en reformas así que por eso también se demoró el regreso. Al igual que en aquella oportunidad, pasamos por el Salón VIP como contamos hace pocos días.

El vuelo fue muy ameno como siempre y alrededor de las 22 hs estábamos en el Aeropuerto Internacional Benjamín Matienzo de la ciudad de San Miguel de Tucumán por primera vez. ¿Cómo nos trasladamos al alojamiento ubicado en pleno centro? Nos tomamos un taxi que nos gatilló $750, la verdad, nos pareció un poco caro.

aeropuerto tucuman

El alojamiento lo contratamos vía Booking, plataforma que en el último tiempo utilizamos bastante. Se trató de un monoambiente muy amplio que nos resultó muy cómodo. La única contra es que se encontraba en plena avenida y realmente se escuchaban mucho los ruidos de afuera.

Obviamente al ser tarde no hicimos mucho más ese día, sólo queríamos descansar. Pero el sábado 14 lo aprovechamos a full.

Día 1

Nuestra primera parada, por supuesto, fue la más emocionante. Visitar la Casa Histórica de la Independencia era un anhelo de toda la vida y merecerá un post aparte. De allí caminamos por la peatonal Congreso hacia la plaza Independencia, donde se encuentran la Catedral, la Casa de Gobierno, el teatro Mercedes Sosa y otros edificios históricos. Frente a la plaza también se encuentra la Secretaría de Turismo de la provincia. Siempre recomendamos ir a las oficinas de turismo de cada lugar porque brindan información de interés y mapas.

Como Nico no quiso dormir siesta, decidimos aprovechar que el día estaba hermoso y volver a salir. En esta oportunidad caminamos bastante hacia el Parque 9 de Julio, el pulmón verde más importante de la ciudad. Nico disfrutó de los juegos infantiles un rato y luego fuimos hacia el Museo de la Industria Azucarera, que se encuentra en el mismo parque, en lo que fue la chacra del obispo Colombres. También le dedicaremos un posteo.

Parque 9 de Julio
Parque 9 de Julio

Agotados, dimos por terminado el día con unas buenas empanadas, pero no voy a adelantarme con eso porque la gastronomía tucumana tendrá también su Rincón Glotón.

Día 2

Para este día teníamos planes muy específicos y que ameritaban contar con movilidad así que fuimos a retirar el auto que alquilamos a través de Móvil Renta y manejamos hacia el primer objetivo: el cerro San Javier.

La subida al cerro en vehículo exige mucha atención. Hay curvas todo el tiempo y carriles angostos. Nos vamos adentrando en las yungas, paisaje típico de la provincia. De a poco vamos viendo la ciudad de San Miguel de Tucumán desde las alturas. En realidad vimos lo poco que el humo nos dejó porque los incendios de aquellos días bajaron la visibilidad notablemente. Al arribar a la cima nos encontramos con que el famoso Cristo se encuentra en remodelación.

Seguimos camino por la Reserva San Javier, ahora ya sin tantas curvas ni subidas. Hay varios senderos para hacer, pero para nosotros imposible con Nico que, además, estaba dormido. Sólo paramos a ver la estructura de lo que iba a ser la Ciudad Universitaria. Proyecto ambicioso en épocas de Perón, iba a unir el campus universitario con las residencias a través de un funicular. El proyecto no fue continuado tras el golpe del 55 pero las vías del funicular quedaron y hoy incluso puede recorrerse el sendero hacia ellas en medio de las yungas. Nos hubiera encantado hacerlo.

El Siambón
Monasterio Benedictino de El Siambón

Continuamos el viaje por la ruta 340 y luego nos desviamos hacia El Siambón, tomando la 341. Allí hay un famoso monasterio benedictino con una arquitectura simple y muy bella. Decidimos visitarlo, además esperando encontrar en el camino algún lugar para comer. Pero tanto en El Siambón como en Racó, otro de los pequeños poblados ubicados sobre la ruta, no encontramos nada.

Decidimos seguir camino hacia el último destino: el dique El Cadillal. El día estaba espectacular (arriba de 25°) y estaba desbordado de gente. A tal punto que casi no había donde estacionar ni donde sentarse a comer y eso desdibujó bastante la experiencia. Pero el dique es hermoso, la costanera está buenísima y hay de todo para hacer, desde actividades náuticas hasta subirse a la aerosilla. Bastante cansados de deambular, decidimos regresar al departamento y así poner fin al circuito chico que hicimos por los alrededores de la capital tucumana.

El Cadillal
Dique El Cadillal

Nos quedaron pendientes otras localidades, como Villa Nougués, Lules o Famaillá, pero lo cierto es que ya sabíamos que nuestro tiempo era de sólo dos días completos y tampoco podemos tener jornadas eternas con Nico.

Al otro día devolvimos temprano por la mañana el auto en el aeropuerto y regresamos a casa, contentos por haber sumado otra provincia a nuestra lista. Sin dudas volveremos y ya sabemos que el próximo viaje a Tucumán incluirá esta vez el recorrido por los Valles Calchaquíes, solo resta definir cuándo será.

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