Hace unos días visitamos un parque muy especial, con mucha historia y que le trae tantos recuerdos a adultos y chicos especialmente del conurbano bonaerense. La República de los Niños es de esos lugares que te transportan a la infancia. Se encuentra ubicada en la localidad de Manuel Gonnet, en La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, en un predio gigantesco lleno de diversión.
Volví a la República después de apenas 23 años. Recuerdo todo del momento en que la conocí: era el día del Niño de 1998, yo tenía 11 años. Esta vez fui con mi hijo. Para Ger fue su primera vez en la República, cumpliendo así con un pendiente de su vida. Así que por supuesto esta visita también tuvo condimentos emocionantes.
Siempre me gusta repasar la historia de los sitios que visitamos. Y la República de los Niños tiene un recorrido que acompaña los vaivenes de la Argentina. Fue inaugurada en 1951, fruto de la idea de Domingo Mercante, gobernador de la provincia de Buenos Aires durante las dos primeras presidencias de Perón. Nunca tuvo la misión de ser un parque de diversiones común, sino un parque temático, el primero de América. El objetivo por supuesto era que los niños se divirtieran (“nada grande se hace con la tristeza”, decía Jauretche) pero dentro de un marco de aprendizaje acerca de las instituciones y organizaciones de la sociedad. La idea era formarlos en derechos, deberes y obligaciones para cuando se convirtieran en ciudadanos de la Argentina. Sin dudas un proyecto ambicioso e innovador para la época.
Es por eso que en la República encontrarán construcciones que simulan un Banco, la Legislatura, Palacio de Justicia, un cuartel de bomberos, una estación de tren, entre otros. Nada está librado al azar: por ejemplo, el diseño del Banco Infantil está inspirado en el Palacio Ducal de Venecia y el Palacio de Cultura en el Taj Mahal, con un patio de Leones como el de la Alhambra.
Desde ya con el golpe militar de 1955 que derrocó a Perón se abandonaron esas ideas “peligrosas”. Hasta el día de hoy, la República vivió de todo. Fue abandonada por sucesivos gobiernos, se la intentó privatizar durante la última dictadura militar (como curiosidad, se la concesionó a los mismos que administraban el Italpark) y recién con la vuelta a la democracia en 1983 comenzó a recuperarse la función del predio.
Los espacios son múltiples, porque también hay un área rural donde hay lugar de sobra para armar un buen picnic. También hay puestos de venta de comida a precios populares, así que si no llevan el almuerzo o merienda allí lo pueden adquirir.
Un lugar especial es el aeropuerto, donde además hay un museo aeronáutico que exhibe partes del Boeing 737-200 de Aerolíneas Argentinas que se encuentra enclavado allí. Se puede ingresar al avión, una de las pocas actividades con costo ($150 en Julio 2021, con acceso al simulador de vuelo).
Podríamos estar hablando largo y tendido acerca de todo lo que hay en la República de los Niños. No llegamos a recorrer todo, pero también hay lagos, estaciones del tren que a causa del covid no está funcionando; una aduana, un anfiteatro, un área de juegos mecánicos, entre otros.
Es un mundo en miniatura donde además se encuentra la Casa del Niño, que estaba pensada para albergar a contingentes de chicos de cualquier parte del país.
Lamentablemente a causa de los protocolos el interior de cada edificio estaba cerrado al público, perdiendo una buena parte de la magia del lugar. Pero como siempre decimos, es la excusa para volver y disfrutar nuevamente como niños, porque nunca se deja de serlo.
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