Sufriendo en un partido de handball olímpico

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Quienes vibran con el deporte saben que gran parte del tiempo se sufre con el. Especialmente cuando tenemos nuestro corazón con uno de los equipos o participantes que compiten. Da lo mismo en que deporte, en este caso nos paso con el handball.

Hemos contado en otro post nuestra experiencia en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Tuvimos la suerte de ver a varias selecciones argentinas que compitieron: fútbol, básquet, rugby, hockey, voley y handball. Jamás creímos que íbamos a sufrir tanto con esta última disciplina.

Al equipo masculino de este deporte se los conoce como Los Gladiadores. En los últimos años tuvieron un auge ya que venían realizando buenas actuaciones a nivel sudamericano, panamericano y también en algún mundial. Lograron una histórica clasificación a Londres 2012, lo que supuso su debut olímpico y repetían en Río 2016.

El objetivo era pasar la primera ronda dentro de un grupo difícil. No se podía fallar contra los rivales más “accesibles” y era necesario vencer a uno de los fuertes, los cañones estaban apuntados al duelo ante Croacia. Para ese partido teníamos nuestra entrada. La cita era en el Parque Olímpico, más precisamente en la espectacular Arena do Futuro.

Como en casi todos los eventos, las entradas daban acceso a más de un partido, en este caso teníamos como aperitivo Suecia vs Egipto. De a poco se iba llenando el estadio con capacidad para 12.000 espectadores. Y también poco a poco, se iba espesando el ambiente.

Teníamos encima ya un par de eventos y notamos la hostilidad brasileña para con los atletas argentinos. Por otra parte, había muchísimos argentinos por lo que era inevitable el duelo dialéctico. En muchos casos había brasileños aunque en no participara ninguno de sus compatriotas, por lo que aprovechaban para hinchar en contra de su eterno rival.

La vista desde nuestra ubicación original

Al terminar el partido preliminar, notamos como varios hinchas suecos se retiraban del estadio. Sabiendo que solo quedaba el partido de Argentina, esos asientos no se ocuparían con otras personas porque les correspondían a ellos si deseaban quedarse.
Se activó nuestra eterna viveza criolla por lo que a los pocos minutos de comenzado el encuentro de nuestra selección, apuntamos a los espacios vacíos que quedaban. También prestamos atención a los voluntarios que ya a esa altura prácticamente no controlaban quien accedía a los asientos.

Teníamos una ubicación en un codo del estadio, en la parte alta. Divisamos una fila en la platea bastante despoblada y hacía allí fuimos. En un momento que se detuvo el juego donde la gente aprovecha para ir a comprar algo y hay movimiento, nos mandamos a la platea.
De repente estábamos en la tercera fila, escuchando los gritos y comentarios de los propios jugadores.

En un momento noté que al lado mío había alguien conocido, muy concentrado con el partido y sufriéndolo como uno más. Supuse quien era y lo confirme al ver su credencial colgando. Se trataba de Diego “Chino” Simonet, la figura del equipo argentino de handball quien lamentablemente se perdió los juegos por una lesión.

chino-simonet

Obviamente no queríamos molestarlo para nada pero en el entretiempo más distendido se sacaba fotos con los argentinos que se le acercaban por lo que no podíamos ser menos y le pedimos una. Lo que sufrió ese chico no tiene nombre.

A medida que llegábamos al final el griterío en el estadio era ensordecedor, quizá contribuía que estábamos muy cerca del campo de juego. Cientos de argentinos alentando y otro tanto de brasileños convertidos en croatas, se había convertido en un ambiente alejado al habitual del handball, era más parecido al fútbol.

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La vista desde nuestra nueva ubicación

El final fue para el infarto, juego empatado en 26 con menos de 30 segundos por jugarse. Argentina con la posesión, por lo que podía consumir los segundos e intentar un lanzamiento al final, de esta manera como mínimo se llevaba un empate. Pasó lo imposible, en una desatención perdieron la pelota y cometieron una infracción que fue sancionada con un penal para Croacia. Con solo nueve segundos por delante los croatas convirtieron dicho penal para llevarse el partido de manera increíble. Desazón total para los nuestros y algarabía infinita para los brasileños.

Nos fuimos con una sensación de tristeza indescriptible y masticando bronca por como festejaban los brasileños burlándose. Nos esperaba una larga y triste caminata para volver al alojamiento.

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