Rincón Glotón: un día de atracón en Barcelona

barcelona itinerarios

Estamos debiendo post sobre destinos europeos. Hace muy poquito España formalizó la apertura gradual y controlada al turismo (el adelanto de los requisitos se puede ver en este post). Por eso, para quienes tengan la suerte de viajar en el corto plazo, dejamos un pantallazo de algunos lugares donde comer rico (y al paso) en Barcelona.

Un día después de aterrizar en la ciudad y ver a Messi en el Camp Nou convirtiendo dos goles en el clásico catalán, empezabamos la jornada en nuestro alojamiento sobre el Barrio Gótico. Se ubicaba a metros de la Plaza Reial.

barcelona

Teníamos que desayunar, así que caminando por sus laberínticas callecitas dimos con un lugar que nos llamó la atención: Granja La Pallaresa. Se anunciaba con un lindo slogan: “especialitat en xocolata”. No hace falta saber catalán para entender a que se refiere. En mi caso venía con la vara altísima de San Ginés en Madrid, pero acepté el desafío.

Obviamente, fui por el chocolate con churros. Estaba muy bueno, pero me pasó algo suele ocurrir: ver en otra mesa algo con más atractivo de lo que pedí. Era el mismo chocolate pero con una ingente cantidad de crema que sobresalía de la taza. Inmediatamente le pregunté al mozo que era eso: “chocolate a la suiza” fueron las cuatro palabras que grabé en mi memoria.

Ya con la panza llena, partimos hacía la primera atracción del día: Parc Güell. Caminamos bastante y subimos varias escaleras para encontrarnos con que no había más lugar por varias horas. No era la primera decepción que nos íbamos a llevar en este día en Barcelona.

Barcelona

Decidimos seguir hasta la Sagrada Familia, también caminando. En la taquilla supimos que estaban agotadas los tickets para el día. Solamente quedaba la entrada con audioguía, un poco más cara. Ese era nuestro anteúltimo día en Europa y descuidamos esos detalles que casi nunca se nos escapan. Pero fue un error con suerte ya que visitar la Sagrada Familia con audioguía la volvió una atracción realmente fascinante. Nos pasó a nosotros que no profesamos ninguna religión así que sin dudas para un católico es un imperdible. Pero ya hablaremos de eso en otro post.

Luego de comprar el ticket online teníamos alrededor de una hora de espera para ingresar. Era el momento de almorzar así que abrimos Google Maps y vimos que a la vuelta teníamos un Five Guys. Seguramente recordarán que hemos hablado de esta cadena que amamos. No obstante, en Europa y especialmente en España, con todas las opciones variadas que hay para comer, no habíamos elegido cadenas (salvo en Londres cuya gastronomía local no nos llenó). Pero con tan poco tiempo, teniendolo cerca y sabiendo que el servicio es rápido, allí fuimos. Salimos felices, desde ya.

La siguiente parada era la Casa Batlló, otro imperdible de Barcelona, a la cual llegamos con una nueva caminata. Me encanta ir mirando los negocios, las cosas que venden y ofrecen en vidriera, especialmente de comida. Pasando por lo que nosotros llamaríamos kiosco grande, vimos varias bebidas que no venden en Argentina. Entre ellas, nuestra favorita en el mundo mundial: Cherry Coke.

¿Teníamos sed? Para nada, habíamos tomado hasta desfallecer aprovechando el refill en Five Guys pero a modo de despedida no tuvimos alternativa que comprar. Además, en mi caso tenía que bajar un xuxo. Una especie de churrinche relleno con crema pastelera que vi en una vidriera mientras caminábamos. Espectacular.

barcelona

Al salir de Casa Batlló, nos dirigimos hasta La Barceloneta, la famosa playa de la ciudad. Nuevamente fuimos caminando, impresionante la cantidad de kilómetros que hicimos a pie ese día. Obviamente íbamos equipados con nuestras Skechers, sin ellas no sería posible. O si, pero las piernas quedarían destruidas. Pero antes de llegar, había que merendar.

¿Se acuerdan que más temprano conté que había grabado cuatro palabras en mi mente? Si, fuimos por el chocolate a la suiza a Granja La Pallaresa.

También nos habíamos quedado con las ganas de probar el arroz con leche que vimos en la carta. En un rapto de confianza pedimos una natilla y el mozo nos miró con cara de no haber escuchado esa palabra en su vida. Rápido de reflejos nos ofreció una crema catalana, por supuesto que no nos negamos. Además, estábamos en Barcelona!

Nuestro periplo continuó por La Barceloneta y alrededores para finalmente regresar al alojamiento. A la noche, mi compañera de aventuras estaba fusilada y repleta de comida por lo que declinó de cenar. Aunque no lo crean yo tenía hambre y era domingo, lo que significa que 100 Montaditos tiene todo a un euro. Otra vez Google Maps para buscar el más cercano y partir hacia allí, en este caso en soledad.

Me despedí de tan noble lugar con cinco montaditos más papas y gaseosa. Mientras regresaba, la noche estaba fresca e invitaba a un cafecito, pero no quería sentarme en ningún lado sino llevarlo al departamento. Encontré un Dunkin Donuts, compré un café para llevar y ya que estaba unas donas también.

Y así terminó un día largo en Barcelona. No faltaron atracciones ni caminatas. Y sobre todo, comida.

Sé el primero en comentar

Deja un comentario