Estamos en Ushuaia. Escribo este posteo aún sin caer del todo en la cuenta de lo que estamos viviendo junto a nuestro hijo. Una de las maravillosas experiencias que nos llevamos de acá es haber conocido el Parque Nacional Tierra del Fuego pero además recorriendo parte de él en el mítico Ferrocarril Austral Fueguino, o más conocido como Tren del Fin del Mundo.
Les contamos más de una vez que nos encantan los trenes. El año pasado hicimos el viaje en La Trochita. Por supuesto más allá de conocer el Parque Nacional, subir al Tren del Fin del Mundo era también innegociable para nosotros.
Adquirimos el combo completo (tren más excursión por el Parque Nacional) a través de Despegar. ¿Es un tour caro? Si, como casi todo en Ushuaia. El recorrido es corto y toma alrededor de una hora. Hay varias clases de tarifas, acá las pueden ver.
¿Se puede recorrer el Parque Nacional sin necesidad de subir al tren? Si, también. Pero a nuestro parecer, el tren vale la pena. No sólo por su historia, sino también porque atraviesa paisajes increíbles.
La gente de Tolkeyén, con quienes hicimos la excursión, nos contactó los días previos para saber por dónde recogernos. A las 8.30 de la mañana del día señalado pasaron por nuestro alojamiento y subimos al bus. Éramos pocos pasajeros, lo cual es entendible por el contexto. Además muchos asientos estaban bloqueados para mantener la distancia social y cada fila estaba separada de la otra por una tela plástica.
Luego de un breve trayecto por la icónica ruta 3 arribamos a la estación. Ahí canjeamos el voucher de Despegar por los boletos y en minutos estábamos subiendo al tren, no sin antes sacarnos una foto con un “recluso” del antiguo presidio de Ushuaia. Foto que luego nos vendieron a $600, a la que no pudimos negarnos al ver a nuestro Nico en ella.
Si contrataron sólo el recorrido por el Parque pero en este punto se arrepintieron y quieren viajar en el tren, también pueden adquirir el ticket.
Al subir teníamos el coche casi todo para nosotros, ya que por temas de protocolo ingresan menos personas. Nos conectamos a los auriculares que van explicando la historia de este ferrocarril, utilizado por los reclusos del antiguo presidio para ir a cortar leña como parte de los trabajos que debían realizar.
La primera parada fue en la estación La Macarena. Acá se asciende por escalera (son bastantes escalones, sin rampas) para poder ver la cascada del mismo nombre, que tiene dos vistas, superior e inferior. En esta breve parada nos sacamos fotos con la locomotora. La fotógrafa es la guía del tren que muy amablemente y con paciencia nos retrató a uno por uno.
Volvimos a subir al tren, continuamos escuchando la historia y disfrutando del escenario natural. Vamos bordeando el río Pipo (nombrado así por un preso que intentó escapar y apareció congelado en sus aguas) mientras los colores verdes y la cordillera de los Andes pintan un cuadro excepcional.
Impresiona ver los troncos cortados por aquellos presos que tenían jornadas extenuantes, pero preferían salir a trabajar para poder ver la luz y que los días pasaran más rápido. De hecho un castigo habitual era dejarlos sin salir. Hoy, día en que escribo este posteo, visitamos el Museo del Presidio… y se entiende por qué pedían salir a cortar leña aunque afuera hubiera nieve e hiciera mucho frío. Realmente la cárcel era un lugar tétrico.
Esa dualidad se vive adentro del tren. Uno va disfrutando de un paisaje maravilloso a la vez que va escuchando la historia de aquellos reclusos que eran sometidos a toda clase de torturas y castigos. Adentro del tren, una historia oscura. Afuera, un escenario natural deslumbrante.
Llegando al final del recorrido, ya adentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, hay dos opciones dependiendo de si contrataron excursión o no: regresar con el tren a la estación principal o aquí bajarse y continuar el tour en bus con la empresa para conocer los otros puntos destacados del parque. Esto último es lo que hicimos y será motivo de otro post.
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