Hemos hablado en otro post acerca de los alfajores. Mar del Plata sin dudas es un lugar icónico en ese sentido. Por eso, aprovechando una nueva visita a esta ciudad tan querida por nosotros, no podíamos dejar pasar la posibilidad de aprovisionarnos de alfajores marplatenses.
Empezamos con una aclaración: hacemos referencia a alfajores que se consiguen en Mar del Plata. Aunque no necesariamente sean de allí, se los conoce tradicionalmente como marplatenses.
El clásico de clásicos es el Havanna. Hace muchos años era un pedido histórico para quien visitaba la costa: “trae alfajores”. Eso significaba, traer Havanna (aunque Balcarce no se quedaba atrás). Con el tiempo, fueron instalando locales en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Resulta muy fácil conseguirlos en cualquier lado, por eso nos enfocamos en otras marcas, menos conocidas para el público del AMBA.
Balcarce tiene algunos locales en CABA pero sigue siendo fuerte en MDQ. Su famoso postre es un clásico ya. De sus alfajores (buenos por cierto), destaco el de frutilla por su originalidad. Los demás sabores acompañan bien (el de nuez tiene unos puntos extra). Relación precio calidad más que aceptable.
Hace un tiempo conocimos los Guolis (son de la ciudad de Balcarce). Un gran producto con mucha variedad, con sabores como coco o manzana. Desembarcaron hace poco en Capital con un par de locales. No pueden dejar de probar el de corazón de frambuesa.
Si decimos churros, decimos Manolo. Y hace un tiempo también aprendimos a decir alfajores Manolo. Salieron al mercado con una bomba nuclear de 100 gramos que te deja de cama. Incorporaron simples y también conitos. Nos pareció un producto caro para lo que ofrece. Seguimos quedándonos con los “gigantes”.
Cuando hablamos de medialunas, hablamos de la histórica Boston. Pero también hablamos de Sao. Se habían ido… pero volvieron. El histórico lugar de Alfar se mantiene firme y hay uno en la peatonal San Martin que vende muchas cosas tentadoras. Los alfajores están muy bien, aunque se hacen en CABA! Curioso dato.
Una cadena con cada vez más fuerte presencia es La Fonte D’Oro. Tienen confiterías por toda la ciudad y también venden alfajores. Son correctos, algo elevado su costo.
En una ocasión, caminando por Alem encontramos un lugar que nos llamó la atención. Se veían cosas ricas y entramos. Se llama El Cóndor y también tienen alfajores propios. El de frambuesa nos enamoró.
Siguiendo por Alem en plena búsqueda alfajoril dimos con Bocana. Nos llamó la atención el cartel que decía desde 1950. Fui muchísimo a Mar del Plata y jamás los había visto. Resulta que son de Mar de Ajó y su presencia es más fuerte en el Partido de la Costa. Por supuesto que había que probarlos. Una grata sorpresa, otra buena relación precio-calidad. El de mousse, excelente.
¿Hay más? Seguro, muchos más. Lamentablemente solo fuimos 4 días. Estos se consiguen fácilmente. Pero siempre estamos detrás de esos artesanales, los de “nicho”. Esos que hay que indagar un poco más para conseguir. Ya escribiremos sobre esos, mientras tanto nos vamos a comer unos alfajores marplatenses. Porque siempre es un buen momento para uno.
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