San Rafael es una de las principales ciudades de Mendoza y punto de partida para visitar algunas de las bellezas naturales que tiene la provincia cuyana. Hacia allí fuimos y nos quedamos durante siete días. Uno de los lugares que conocimos fue el Cañón del Atuel, un imperdible de nuestro país.
¿Cómo fuimos? Cuando arribamos a San Rafael nos dirigimos al centro de la ciudad a averiguar por excursiones (algo que ya no hacemos; ahora solemos viajar con todo contratado de antemano). Por precio y atención nos quedamos con Risco Viajes. Con ellos también hicimos otros dos tours, al dique Los Reyunos y a Las Leñas.
La gente de Risco pasó a buscarnos bien temprano el día señalado por nuestro alojamiento. La excursión es de día completo y con guía que nos va explicando a medida que recorremos los diferentes puntos del tour.
Tomamos la ruta 144. Hicimos una parada en el mirador San Francisco de Asís que se encuentra a 1100 metros de altura y desde donde podemos apreciar en forma panorámica la depresión de los Huarpes. Seguimos camino y empalmamos con la ruta 180 para llegar al pequeño poblado de El Nihuil, punto de partida para recorrer el Cañón. Aquí visitamos la represa El Nihuil y luego ingresamos al Club de Pescadores.
En este punto estamos a orillas del Embalse El Nihuil, pudiendo divisar a lo lejos el Cerro Nevado. Sacamos unas fotos desde el muelle y nos metimos nuevamente en la camioneta. El viento era tremendo y muy frío.
Luego paramos a almorzar en uno de los restaurantes de la pequeña villa (no incluído en el precio de la excursión) y ya con la panza llena se vino lo mejor del día: comenzar el recorrido por el Cañón.
El Cañón del Atuel se formó por la erosión del río y del viento a lo largo de millones de años. El trayecto comienza en un punto alto y de cornisa, para ir descendiendo de altitud hasta donde decanta el agua (alimentada por los deshielos) en el embalse de Valle Grande.
A lo largo de 56 kilómetros vamos apreciando los tonos rojizos y ocres y las caprichosas formas modeladas por la erosión. Asimismo vamos pasando por las distintas centrales hidroeléctricas que se encuentran instaladas en la cuenca.
Transcurría el mes de agosto y el caudal del río Atuel, que es regulado a través de las represas, era bajo. Pero en verano ya con el agua del deshielo se pueden aprovechar los rápidos y practicar deportes acuáticos como por ejemplo rafting. Nos quedamos con las ganas, así que habrá que regresar.
A esta altura el sol ya pegaba fuerte como suele ocurrir en esta hermosa provincia y tuvimos que empezar a sacarnos capas de abrigo. Agosto es un mes realmente muy bueno para visitar Mendoza. De hecho tuvimos varios días de calor.
La excursión finaliza en la vista panorámica más famosa, donde todos quieren su foto: el embalse Valle Grande con su conocida formación rocosa llamada “El Submarino”.
Emprendimos el regreso a San Rafael por la misma ruta por la que íbamos recorriendo el Cañón, la 173. Alrededor de las 18 hs ya estábamos nuevamente en el alojamiento, muy felices porque nos llevábamos paisajes increíbles en la cámara de fotos y en las retinas.
El Cañón del Atuel no fue el único que conocimos: años después visitamos el Cañón de Talampaya, formado por el río del mismo nombre en la también hermosa provincia de La Rioja.
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