¿Quién lo diría? Hacer un vuelo en business no estaba en nuestras posibilidades. Pero todo fue posible gracias a la inolvidable promo de Iberia de 2018.
Como nos sobraban millas de dicha promoción, teníamos que usarlas antes que venzan. Haciendo cálculos de todos los colores llegamos a la conclusión que este vuelo podía ser en business. La ventaja, además de mayor comodidad, es que nos daba acceso a un salón VIP de Iberia del aeropuerto de Barajas. Por el horario del vuelo, nos venía justo para el desayuno. Hablaremos en otro post sobre el salón.
Igual, no todo lo que brilla es oro. Era una cabina llamada business, si. Pero no de las que se imaginan con asientos que se hacen cama. Al fin y al cabo es un vuelo de 2 hs. Sería un vuelo de “cabotaje” en Europa, ya que ambos países forman parte del espacio Schengen y no hay que hacer migraciones. Es como ir de Buenos Aires a Bariloche.
Uno de los pequeños beneficios es poder subir primero al avión. Hoy con los nuevos protocolos eso cambió y muchas aerolíneas embarcan desde la última fila a la primera. De esta manera, los pasajeros en cabina business son los últimos en subir al avión.
Un beneficio interesante es la franquicia de equipaje. Se permiten dos valijas despachadas, además del equipaje de mano. Lo habitual en vuelos de este tipo es que no incluya ninguna maleta despachada. De todas maneras, solo íbamos con nuestro carry on.
Otra diferencia es que ofrecen comida a bordo (en económica si mal no recuerdo daban solo bebidas). Con un menú a la carta para elegir, cubiertos metálicos y la posibilidad de beber vino o licores.
Poco después del despegue pasaron con el almuerzo. Estábamos llenos del VIP pero obvio que comimos unas ricas pastas. Entre la comida y el corto trayecto el tiempo se nos pasó volando, literalmente.
La cabina business para este tipo de vuelos cuenta con solamente 8 asientos. Son más mullidos y cómodos, además de brindar más espacio entre butacas. Están separados con los de la cabina económica simplemente por una cortina. Es muy similar, por no decir igual, a la configuración de asientos de Aerolíneas Argentinas para vuelos de cabotaje y algunos regionales.
Aterrizamos en el aeropuerto de Orly y tuvimos prioridad en el desembarque. Ahí se terminaron nuestros “privilegios” por volar en business. Y recién empezaba nuestra aventura por París.
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