De los argentinos que tienen la suerte de poder viajar al exterior un gran porcentaje lo hace a Miami, la ciudad más importante del estado de Florida, en EE.UU (que no es la capital del estado, atenti: es Tallahassee). A nosotros particularmente nos costaba entender por qué. Miami no nos atraía para nada como destino pero luego de viajar hacia allí comprendimos el fanatismo de algunos de nuestros compatriotas por esta ciudad.
Es que estábamos habituados a otro tipo de viaje. Menos consumista y más de recorrer y caminar hasta que las piernas no den más. Somos muy de la ciudad, del cemento, de los museos, parques, del transporte público, pero también de los lagos y montañas como los del sur argentino, de los pueblos pequeños, de las maravillas naturales. Miami no entraba en la categoría de viaje que habitualmente hacemos, la veíamos poco interesante por ofrecer sólo playa y compras.
Hasta que… Llegó el embarazo.
Nico y Miami fueron planificados casi a la par. Queríamos comprarle de todo, como buenos padres primerizos (después te das cuenta que no necesita tantas cosas) y también descansar porque con la panza no estábamos para caminar 15 km diarios como hicimos, por ejemplo, en París. Relax y compras. Miami asomó como el destino ideal.
Tuvimos que cambiar el chip. Esta vez dejamos de lado las habitaciones en departamento compartido o los monoambientes como alquilamos muchas veces (porque no tenía sentido un alojamiento muy lujoso si estás recorriendo todo el día, esa siempre fue nuestra máxima) y en Miami nos hospedamos en un departamento inmenso, muy cómodo, a dos cuadras de la playa. El lugar se llama Beach Place Apartments, está ubicado en la zona de Sunny Isles Beach.
En segundo lugar tuvimos que alquilar auto por primera vez en el exterior. Sí lo habíamos hecho en Argentina, pero en otros países siempre nos manejamos con transporte público. En Miami es fundamental el auto, por las distancias y comodidad. No es Nueva York y sus 26 líneas de metro. Querer ahorrar y obviar este ítem no tiene sentido en relación al viaje que se está realizando. Además, no suele ser caro.
Y ya estando allí fuimos descubriendo por qué tanto argento disfruta de Miami.
- Las playas
Las playas nos sorprendieron gratamente. No pensábamos encontrar un agua tan cristalina y cálida. Fuimos en junio y la temperatura era ideal, además hacía mucho calor. Para mi espalda, que ya estaba empezando a sentir la panza de 20 semanas de embarazo, fue un respiro. Disfruté mucho el agua, realmente, sin ser tan fanática de la playa (eso es porque también tengo el chip de la costa atlántica argentina, donde no soporto el agua de lo fría que es y la playa me aburre). Debo reconocer que era muy ignorante respecto de las costas del sur estadounidense (yo siempre decía: prefiero mil veces ir a Cancún o Cuba), porque en este viaje conocimos Naples, ubicada en el oeste del estado, y también nos encantó.
- Las compras
De más está decir que Miami es el paraíso de las compras. Se adquieren productos, especialmente ropa y calzado, a precios muy convenientes respecto de los nuestros con la posibilidad de encontrar gangas de marcas top. Compramos mucha ropa para Nico, además de la cuna, mamaderas y accesorios varios. Vamos a hablar de eso en otro post. Eso sí: los shoppings especialmente el Sawgrass son inmensos y hay que organizarse o ir más de un día. Nosotros no lo hicimos. Las compras nos agobian y solo les dedicamos unas horas, adquirimos muchas cosas de forma online con retiro en Amazon Lockers.
- Los supermercados
A los supermercados yanquis se va a comprar y a hacer turismo. Imposible no sucumbir ante semejante variedad de productos. Querés probar todos y comprar de todo. Nosotros disfrutamos más de traernos un aderezo extraño o un café que gastar en ropa. En Miami hay varios Walmart y muchos abren las 24 hs, pero también está Publix (más caro, pero me gustan más sus productos) y Dolar Tree donde todo sale un dólar y es imposible no llenar la valija de cosas necesarias e innecesarias.
- El idioma
Con tanto latino, Miami es una ciudad muy amigable para nosotros. Es casi imposible no encontrarse con un mexicano, un cubano o incluso un argentino trabajando en los restaurantes o locales de ropa. Siempre alguien te va a hablar en español.
- El complemento ideal con Disney
Un detalle no menor: Miami es el lugar elegido para descansar por muchas familias luego de visitar Disney, donde recorrer los parques puede resultar agotador. Es por esto que tampoco teníamos a Miami en el radar, porque por ahora Disney no nos llama la atención, aunque seguramente algún día llevemos a Nico 🙂
En definitiva, aquí vivimos lo que nunca habíamos hecho: una semana de playa, de pileta, de relax en un departamento genial, tomando litros de Cherry Coke y desayunando queso Philadelphia, waffles y donuts.
Nuestro veredicto: Miami no es una ciudad comparable a otras en muchos aspectos. No tiene un ícono, como una torre Eiffel, o un museo como el MET. Pero tiene playas hermosas, públicas, limpias, con buenos servicios y compras. Es para descansar. Y con eso le basta. ¿Volveremos? Seguramente, y con la intención de algún día poder subirnos a uno de los cruceros que salen de Fort Lauderdale, o de conocer más ciudades de la costa oeste del estado. Porque más allá de que descansar es lindo, seguimos siendo inquietos y eso no se cura.
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