Durante nuestra estadía de cuatro días en Esquel dedicamos uno de ellos a Trevelin. Esta localidad fue fundada por colonos galeses en el año 1885, unos 20 años después de Gaiman, otro asentamiento galés pero en el otro extremo de la provincia de Chubut.
Por tal motivo, tiene una fuerte influencia de la cultura galesa empezando por el nombre de la ciudad: Trevelin significa pueblo del molino y debe pronunciarse como palabra grave, con acento en la segunda E.
Todavía perduran las costumbres y los descendientes de las primeras familias en instalarse en la ciudad.
Uno de ellos es Mervyn Evans, quien construyó el molino Nant Fach (en galés: pequeño arroyo), entre otras varias cosas más.
El molino está ubicado en el km 56 de la ruta 259, a poco más de 15 km de Trevelin y muy cerca del límite internacional con Chile. La mayor parte del camino es de ripio y antes de llegar se encuentran las cascadas Nant y Fall, las cuales visitamos y detallaremos en otro post.
Para ingresar se paga una entrada ($300 en febrero 2020). El propio Mervyn hace el recorrido guiado contando la historia de los colonos galeses y del molino en si, además de mostrar el funcionamiento y deleitar a los presentes con un sinfín de anécdotas.
Al llegar nos encontramos con un pequeño puesto donde cobran las entradas y venden productos regionales.
Unos metros más adelante nos topamos con una bandera argentina a media asta. Mervyn explicó a los presentes que estará así hasta que se esclarezca lo ocurrido con el submarino ARA San Juan. Hay una placa conmemorativa al pie del mástil, con los nombres de los 44 tripulantes.
El recorrido es muy ameno, Mervyn es un gran anfitrión. Dura un poco más de una hora y luego hay tiempo libre para chusmear a gusto.
Además del molino está trabajando hace años con un avión. Contó que ya lo hizo carretear e intentó levantar vuelo.
También se puede ver una recreación de un almacén de ramos generales junto con una herrería. Hay vehículos, máquinas, todo lo hace o restaura él. Las visitas al molino Nant Fach son por la tarde, desde las 14 hasta las 18 hs.
Es muy interesante escuchar la historia de los colonos galeses, como se vinieron desde tan lejos en el siglo XIX y que los llevó a eso.
Buscaban un lugar donde poder fortalecer su cultura y sus costumbres, algo que les estaba siendo negado en su país por sometimiento inglés.
Les estaban prohibiendo hablar su idioma, imponiéndoles el inglés incluso en los apellidos, modificándolos como muestra esta imagen:
Todo esto rodeado de un paisaje hermoso, al pie de la cordillera. Nos acompañó el sol toda la tarde, por momentos se sentía el calor.
Una visita ideal para combinar con las cascadas Nant y Fall. Luego volvimos a Trevelin a degustar la ceremonia del té galés antes de regresar a Esquel. Pero eso sin duda amerita un post aparte…
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