Durante esta pandemia en la que estamos inmersos Madrid tuvo un triste protagonismo por la cantidad de víctimas. La capital española lucía desierta, con imágenes que distan mucho de esa ciudad que conocimos; vibrante, alegre, con esa Gran Vía llena de gente, con ese sol que brilla y brilla unos 300 días al año y que invita a disfrutar, por ejemplo, de su hermoso Parque del Retiro.
Los recuerdos felices que tenemos de Madrid son los que me motivan a escribir para hablar de esta ciudad y distraerme un rato de todo lo que está pasando.
Siento que Madrid está subvalorada. No tiene lo monumental de otras capitales europeas como París, Londres o Roma pero no deja de ser una ciudad maravillosa en la que los argentinos nos movemos como peces en el agua por muchos motivos, desde el idioma, la gastronomía o porque la vemos tan parecida a Buenos Aires (que también tiene cosas de París… Por cierto, ¡qué linda es BA!)
Nos dimos cuenta de este amor por Madrid quizás cuando llegó el momento de continuar el itinerario europeo y dejarla. Debíamos volar a París, ciudad que me moría por conocer (y que también amé, pero no con el cariño que me despierta Madrid) y realmente nos costaba hacerlo.
Y aquí las razones del amor.
Gastronomía
Por lo general cuando viajo al exterior sufro mucho la comida de otros países. O mejor dicho, llega un momento en que extraño mucho nuestra gastronomía. Por obvios motivos de herencia cultural, la gastronomía madrileña (y en general debe aplicar a toda España) me conecta con la nuestra. Con un plus: poder comerte un sandwich de jamón ibérico en cada esquina. Algo así como la pizza de parado en la calle Corrientes en Buenos Aires. Todo es delicioso. Habrá posteos aparte sobre los churros de San Ginés, el Museo del Jamón o Los 100 Montaditos porque lo merecen.
Precios
No hay dudas que el viaje a Europa es costoso y quien te dice que podés viajar por poco dinero te miente. Pero Madrid y sus precios ayudan un poco a concretar el sueño. En relación a París o Londres es más barata, tanto en transporte público como en alojamiento o comida. Y también es una ciudad donde se gasta poco en atracciones: sus dos principales museos, el del Prado y el Reina Sofía, tienen amplios horarios de ingreso gratuito. También el Palacio Real es gratuito en ciertos horarios para los iberoamericanos. Y después Madrid invita a caminarla y caminarla. Lo único que pagamos fue la visita guiada al estadio Santiago Bernabéu, la casa del Real Madrid.
Clima
También Madrid me gusta por su clima, un poco menos agresivo que el invierno de París o Londres. Su fresco con ese sol que te abraza, porque llueve muy poco, hace ameno el recorrido. Es una de las capitales más soleadas de Europa. Cuando llegamos, a mediados de marzo, era invierno aún y sin embargo hacían unos 25°. Los días arrancaban con baja temperatura pero sus 8 o 10° no se asemejan ni remotamente a los de Buenos Aires que al ser húmeda se sufren mucho más. Eso si, dicen que el verano madrileño es duro, pero trataremos de evitar esas fechas en el futuro.
Distancias
En Madrid mirás el mapa y parece que todo está cerca. Algo que no te pasa en la monumental París, donde para llegar a algún lugar tenés tantas estaciones de metro o un parque gigante y sentís que todo te queda a kilómetros. Madrid es muy caminable; en un rato te recorriste Lavapiés y La Latina y cuando te quisiste acordar estás en la Plaza Mayor nuevamente. Es muy amena para recorrer a pie, al igual que Roma aunque esta última se puede tornar por momentos insufrible en relación a las veredas angostas y la cantidad de turistas.
Compras
Los buenos precios de Madrid y las enormes tiendas ubicadas en la Gran Vía hacen a esta ciudad la indicada para llenar valijas (siempre en comparación a otras capitales como Londres, París o Roma). Con tiendas como El Corte Inglés y sus pisos y pisos de distintos rubros te volvés loco. Allí compramos especialmente varios libros. También pasamos por la genial Decathlon (ya habrá post) para aprovisionarnos de ropa para el resto del viaje, de hecho desde Buenos Aires viajamos con poca indumentaria. Destaca también el Primark inmenso de la Gran Vía (al que no ingresé para no volverme loca, porque es realmente enorme) y tiendas como Zara que en Argentina tiene precios exorbitantes fuera de toda lógica.
No hace falta que les digamos las ganas que tenemos de volver. Madrid al ser receptora de vuelos de Aerolíneas Argentinas es nuestra puerta de ingreso a Europa así que está siempre en nuestros planes. Y en nuestro corazón. Queremos que la conozca Nico; queremos verlo corretear en El Retiro, que vea el Guernica y contarle de qué se trata, queremos que disfrute del jamón de bellota. Y queremos que allí sea tan feliz como somos nosotros al pisar Madrid. Ojalá falte poco.
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