
Seguramente todos desde chicos tenemos uno o varios sueños, deseos por cumplir. Quizás uno muy recurrente es conocer Disney, otros más aventureros desean ir a la Luna, hay de todo tipo.
El mío que recuerdo fuertemente era ver un partido de NBA en el estadio.

A medida que fui creciendo iban apareciendo otros anhelos por cumplir, como conocer el mundo de Coca Cola o subirme a La Trochita y desapareciendo otros. Pero uno se mantuvo firme a lo largo de la niñez, vivir la experiencia NBA.
En 2017 planeamos nuestra visita a New York con una condición innegociable: ir durante la temporada de NBA para así poder ver al menos un partido. La liga se juega de octubre a abril en su fase regular y de abril a junio los playoffs donde solo acceden los mejores, así que para evitar inconvenientes mejor ir durante la temporada regular y asegurarnos.
Elegimos una fecha de viaje en noviembre y fuimos armando el itinerario, siempre supeditado al sorteo del fixture por si teníamos que viajar a otra ciudad.
Y acá quiero comenzar con una serie de datos para quien tenga la intención de ir a un partido. La NBA además de un deporte es un espectáculo y un negocio donde todo, absolutamente todo, está pensado.
Piensan mucho en el espectador porque saben que sin él, no hay negocio.

Todo está diagramado y organizado con anticipación, en la primera quincena de agosto se sortea el orden de partidos y ahí ya se define quiénes, cuándo y dónde se enfrentan, incluso el horario y eso NO se modifica salvo causa mayor. Este año la liga perdió trágicamente en un accidente a Kobe Bryant, uno de sus mejores jugadores de todos los tiempos y los partidos de ese día no se postergaron, sólo se suspendió dos días después un encuentro de los Lakers, su equipo de toda la vida. La explicación de la liga era que hay gente de todo el mundo que planeó su visita con anticipación y no podían privarles de ver un partido. A ese nivel llegan.
Ya con el fixture sorteado había que sacar las entradas. Desde el sitio web oficial de la NBA se puede acceder a los tickets que vende cada equipo para sus juegos de local. Se puede elegir la ubicación (un recuadro nos muestra como se ve desde cada lugar) y al hacer la compra nos llega el ticket electrónico, esa es nuestra entrada. El día del partido la mostramos desde el celular y listo.
Para sumar ingredientes, el primer partido que iríamos iba a ser en el mítico Madison Square Garden.


Nosotros de la emoción salimos con bastante anticipación pero no era necesario. Múltiples líneas de subte te dejan debajo del estadio y los accesos son amplios. Las puertas abrían una hora y media antes del juego y nosotros éramos de los pocos que hacían fila antes de tiempo. A la hora señalada y después de un par de controles de seguridad solo nos llevó diez minutos ya estar en nuestros asientos.


Vale decir que el show va más allá del básquet. Aquella persona que no entiende o no mira básquet igual la va a pasar bien y se va a divertir. El partido dura 48 minutos y entre detenciones y descansos se estira a las dos horas y media. Les aseguro que no se aburren ni un solo minuto, todo el tiempo hay entretenimiento. Un animador haciendo juegos, gente haciendo malabares, porristas bailando, lanzamiento de remeras al publico, proyección de videos/imágenes en la pantalla gigante, etc.
Además, hay wifi gratuito que funciona a la perfección.

Por supuesto, en todo momento uno puede ir a comprar para comer o tomar, hay montones de locales en todo el estadio. La gente va a comer y pasarla bien, el resultado es realmente anecdótico para ellos.
Lo viven como una fiesta, no como un drama.

Quedamos tan maravillados de la experiencia que a los pocos días compramos entradas en la boletería del Madison (y así ahorrarnos el cargo de servicio online) para otro encuentro que también disfrutamos mucho. Los precios de las entradas varían bastante según el partido, las mencionadas compradas por boletería costaron U$S 54 pero días después New York recibiría la visita del equipo de LeBron James y los valores superaban los U$S 200.
También ya teníamos reservado con anticipación un partido en Philadelphia que fue contado en un post anterior.
De chico veía “La Magia de la NBA” en canal 13 los domingos a la medianoche, totalmente fascinado. De grande viví la magia de la NBA tres veces en dos semanas, les recomiendo a todo el que pueda que no se lo pierda.
Terrible experiencia, lo tengo pendiente, al igual que ver un partido de seis naciones de Rugby jaja.
Ese es un gran pendiente: Seis Naciones. Ya llegará el día, ni el frío invierno europeo podrá interponerse.
Abrazo Emi!