En marzo de 2018 estuvimos una semana en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén. Una de las cosas que nos gustan mucho de esta hermosa ciudad es que los senderos hacia los miradores con las vistas panorámicas del lago Lácar comienzan en la zona urbana. Uno de los que hicimos es el que conduce al mirador Bandurrias y a la pequeña playa La Islita.
Recordemos que aquí estamos en zona del Parque Nacional Lanín que tiene su intendencia en San Martín de los Andes, pero a su vez en este camino vamos a entrar en territorio de la comunidad mapuche.
El sendero comienza atrás de la planta de efluentes, en la margen norte de la costanera que la ciudad tiene sobre el Lácar. Tienen que ir hasta el final de la calle Juez del Valle, antes van a cruzar un puente sobre el arroyo. Nosotros nos hospedábamos a pocos metros de allí.
El camino está señalizado en los árboles y algo mejor marcado que el sendero Arrayán que habíamos hecho el día anterior. Como línea general para no perderse hay que tomar el camino de la derecha y en subida.
Apenas comenzamos a ascender empezamos a disfrutar las vistas de la ciudad.
La dificultad digamos que es media, en sí el trayecto hasta el mirador no es largo (5 km) pero recordemos que estamos ascendiendo. Nosotros arrastrábamos piernas cansadas del día anterior y por momentos nos costó. Por tramos íbamos charlando con una pareja de jubilados muy piolas que nos alegraban el camino con sus comentarios, se hizo súper llevadero y por otra parte no hay por qué apurarse. La idea más allá de llegar al mirador también es disfrutar del aire limpio y fresco y de ese bosque de cipreses, robles y coihues tan maravilloso y característico del parque.
Se llega a un punto en que hay que abonar el ingreso a la comunidad mapuche, lo cual también da acceso al uso de sanitarios. Como también se puede llegar en auto hay tarifa diferenciada para estacionamiento.
Y finalmente, el Lácar aparece en todo su esplendor desde el mirador Bandurrias y te das cuenta que el esfuerzo valió la pena.
Decidimos seguir un poco más hacia La Islita, una pequeña playa escondida sobre el Lácar. Para ello deben regresar al puesto donde abonaron el acceso y tomar el camino hacia la izquierda. Este camino nos resultó un poco más fácil porque aquí estamos descendiendo hacia la playa. Toma entre media hora y 45′ más.
En el trayecto se pasa por una escuela rural y nos cruzamos a los niños yendo a estudiar con sus guardapolvos blancos. Yo no podía dejar de pensar en lo loco que es vivir en semejante lugar, en medio de la naturaleza, con el lago Lácar como el patio de tu casa. ¿Qué increíble, no? También hay pequeños comercios pertenecientes en su mayoría a la comunidad mapuche.
Y finalmente llegamos a La Islita. Aquí también hay estacionamiento e incluso se puede acampar solicitando permiso a la comunidad.
Tanto este sendero como el Arrayán nos dejaron de cama pero relajamos las piernas en la pileta climatizada de nuestro alojamiento. ¡Agradecimos haber reservado en ese Airbnb!
Por supuesto les recomendamos esta actividad. Les lleva medio día, hacen actividad física, respiran aire fresco y se llevan en las retinas vistas increíbles como las tantas que tiene nuestra hermosa Patagonia Argentina.
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