
Corría diciembre de 2018 y nos aventurábamos a transitar por dos provincias argentinas en un fin de semana común: San Juan y La Rioja. Lo contamos acá. Nuestra intención apenas sacamos el vuelo era conocer Ischigualasto y Talampaya, dos parques (el primero provincial, el segundo, nacional) que distan a pocos kilómetros uno de otro.
Así fue que partimos temprano un sábado por la mañana desde nuestro hotel en La Rioja rumbo al Parque Provincial Ischigualasto en San Juan. Como contamos anteriormente, lo hicimos en vehículo alquilado. Tomamos la ruta 38 desde la capital riojana, hicimos parada técnica en Patquía y allí seguimos camino empalmando con la ruta 150 hasta Ischigualasto.
Este parque provincial es también conocido como “Valle de la Luna” aunque en realidad ese es el nombre de una parte del parque, que se llama así por asemejarse tanto al paisaje de nuestro satélite natural (y les podemos asegurar que así es).
En el camino a Ischigualasto pasamos por una reserva que nos llamó la atención y que esperamos conocer algún día: El Chiflón, también en La Rioja.

Alrededor de las 10 am arribamos a Ischigualasto y justito salía una caravana de autos con guía para hacer el circuito (unos 40 km). Esta es la única forma de conocer el parque, ya sea en vehículo propio o con excursión. El precio en ese momento era de 400 pesos por auto pero como días antes había llovido no estaba disponible una de las paradas del recorrido, por lo cual nos cobraron un poco menos. Esto último es importante: diciembre es época de lluvias. Llueve muy poco en la zona, pero cuando ocurre es peligroso realizar el recorrido porque el terreno es muy arcilloso. Lamentablemente puede pasar esto de planificar la visita durante mucho tiempo y no poder disfrutarla al 100%.

Volviendo a la visita, ¿qué les podemos decir? Es un parque maravilloso. Los paisajes parecen de otro planeta. En cada una de las paradas el guía iba contándonos acerca de la geología del lugar, lleno de formas talladas por la erosión y además, tierra de descubrimientos muy importantes como restos fósiles de dinosaurios que eran auténticos eslabones perdidos para los científicos. Ischigualasto tiene un valor incalculable por sus formas caprichosas y porque permite conocer más sobre la evolución de nuestro planeta al quedar descubiertas en superficie las capas del suelo y los restos de los seres que habitaron el lugar, que supo ser mucho más húmedo de lo que hoy es. Por eso el circuito está delimitado perfectamente y no se puede salir de ahí.

El circuito cuenta con cinco paradas, a nosotros particularmente la que más nos gustó es la famosa “Cancha de bochas” pero hay que decir que todo el recorrido es espectacular.

Y no queremos contar ni mostrar mucho más… porque no nos gusta “spoilear”
El circuito con sus paradas llevó unas tres horas. Al finalizarlo conocimos el centro de interpretación que está muy bueno. Allí se puede conocer más sobre la geología del lugar y especialmente sobre las características de los dinosaurios que lo habitaron hace millones de años. Muy recomendable para ir con niños.
En ese momento el centro de servicios del parque estaba en plena modernización. Utilizamos los sanitarios que estaban impecables y finalmente compramos unas empanadas para comer rapidito y partir hacia Talampaya (post acá), y ahí empieza otra historia de aquel día inolvidable.
Deja un comentario